Un espacio dedicados a cualquier rockero de los 60's, 70's, 80's y 90's
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"Querido Jeffrey...
Hoy te dedico estás palabras esperando que te encuentres bien, te vi ayer a la hora del almuerzo en el salón de clases aturdido, debieron volver a molestarte antes de la clase ¿no es así? Maldita sea, quisiera hacerles de frente pues ellos no saben la increíble persona a quien se han empeñado a arruinarle la vida.
Lo sé, debes estar pesando: 'Tonta, tu tampoco sabes quién soy'. Probablemente no, nadie sabe mejor esa respuesta que tú, pero espero me puedas considerar parte de tu vida una vez que decidida mostrarte quien soy en verdad.
No lo olvides, siempre estás en mis pensamientos y mi corazón te pertenece...
Con cariño...
- De una cobarde más."
Deje caer mi cara sobre la mesa del pupitre cansado, me ponía tan nervioso el leer sus nuevos escritos, a este paso ya había armado una colección de un año de notas y cartas de esta misteriosa chica. Mi nerviosismo no se debía a que me gustaba, no podría fijarme si ni si quiera conocía su rostro, principalmente no quería ser tan incrédulo ¿y si se trataba de una broma? Era tan dudoso.
Las clases eran ya de por si pesadas, los matones me lo complicaban más en eso no se equivocaba esta chica, no me gustaba la escuela era la última prioridad para mí últimamente.
Volteé hacia la izquierda, en dirección a la ventana del salón, a los costados del edificio había áreas verdes y al lado del salón se encontraba un enorme árbol en donde usualmente los chicos quienes se saltaban las clases se ocultaban en su parte trasera, era sencillo no ser atrapado por nadie ahí, pues nadie se acercaba a esa parte. En ese momento, una figura femenina se dirigía a dicho lugar, cargaba una mochila desgastada de cuero y eso me hacía identificar quien era.
Isabella Campbell, la chica más cohibida que jamás conocerás, éramos vecinos y mi madre era buena amiga de la suya es así como me pidieron acompañarla cada mañana a la escuela. A veces podía ser muy torpe a causa de su timidez había consecuencias por esto, pues también llegaban a molestarla como a mí, sin embargo, en algún punto les hice frente a las otras chicas de su clase para que no se metieran con ella y desde entonces Isabella parecía en paz con la escuela a comparación mía.
Me gustaba pasar tiempo con ella, me toleraba bastante (algo que era más que suficiente) ya que mis trastornos tendían a alejar a las personas a mi alrededor y me brindaba apoyo cuando no tenía en quien respaldarme; A pesar de ello, no nos consideramos mejores amigos, todavía hay mucho de Isabella que era un misterio, y así viceversa. Hundido en mis pensamientos, de repente ella miró en dirección a donde me encontraba, avergonzada solo hizo un gesto de saludo antes de apartar su mirada rápidamente. De igual forma también me voltee apenado, el corazón se me aceleró tan solo por haberla visto a los ojos.
