Un espacio dedicados a cualquier rockero de los 60's, 70's, 80's y 90's
Si amas a estos hombre igual que yo, este es tu lugar.
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Eric Clapton "She's the cure, I'm the disaster" Pedido de: xaoticc
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- Bien... Ya estamos aquí. - Lo sé, Eric. Es por tú bien, ayudé en lo que pude y seguiré para ti después de esto, no te voy a abandonar me quedaré esperando la eternidad si es necesario – Había tomado decisiones tan absurdas toda mi vida, era la hora de afrontarlo y pagar las consecuencias, por mí y por mi bella dama... Nunca había estado tan decidido a cambiar para bien por una persona.
"No lo soporto, abuela... ¿Por qué ella me tuvo si no me quiere en su vida? ¡Mamá me odia, mamá no me quiere!" La imagen de ese niño desamparado aún sigue atormentando, eso me impedía tan si quiera levantarme todas las mañanas para trabajar en las sesiones de estudio. Estar despierto era la peor pesadilla que alguna vez pude haber tenido; las venas en todo mi cuerpo quemaban me pedían a gritos darles de esos químicos para relajarnos, jamás le negué esos deseos desesperados a mi conciencia. Cada vez que podía, me sentaba e inhalaba las líneas de ese polvo blanco tan adictivo... Había tocado tan fondo necesitaba como fuese la ayuda, pero por supuesto, nadie se preocupaba pues todos a quien conocía, solo me buscaban por mi fama y dinero, por era yo quien les proveía lo necesario para satisfacerse sin ninguna exigencia a cambio.
Estaba a la deriva, caminando por la calle tan drogado que ni si quiera recordaba en donde quedaba mi casa o donde estaba dirigiéndome, había sido después de un concierto era seguro... Me detuve un segundo a un lado de un poste de luz, cuando por accidente una chica de estatura más baja a la mía y cabello a la altura de sus mejillas redondas tiro su bolso al suelo; al instante reaccioné para agacharme a recogerlo, aunque al extendérselo su mirada me transmitía el miedo que le ocasionaba.
- Gr-gra-gracias – Su voz me hizo sentirme a salvo, era digna de llamarla un ángel caído del cielo – Disculpe, ¿está usted bien? – Negué la cabeza, no podía ni si quiera hablarle.
Perdí el equilibrio en mis piernas provocando caer sobre la acera casi desfallecido, rápidamente se acercó a mi posando su mano en mi frente para asegurarse de mi temperatura corporal - ¡Por dios, por dios!, estás ardiendo debemos llevarte a urgencias, estás en estado crítico – Rodeo sus hombros con mis brazos así ayudándome a levantarme – Quédate conmigo, no te duermas.
No recordé mucho después, al día siguiente desperté en una habitación desconocida pintada perfectamente del color de la nieve. Miré a mi alrededor, me percaté de las indumentarias de hospital, como dije antes, caí demasiado fondo.
