𝑆𝑒𝑥𝑡𝑎 𝑐𝑎𝑟𝑡𝑎; 𝑈𝑛 𝑎𝑚𝑎𝑟𝑔𝑜 𝑠𝑒𝑛𝑡𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜.

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Dos largas horas habían transcurrido mientras el jurado decidía quienes serían los estudiantes merecedores de las becas. Todos los jovenes que habían resultado finalistas se encontraban en la misma sala de espera, ansiosos por el veredicto final.

Katuski suspiró dejándose caer contra su silla, intentando mantener la calma. Desde el instante en que T/N entró a la habitación no había parado de sentir náuseas, estaba nervioso.

Los demás jovenes parecían estar en el mismo estado que el cenizo; Midoriya tenía los codos apoyados en sus rodillas mientras mantenían sus manos entrelazadas contra su frente rezando, Tokoyami y Todoroki mantenian una expresión calmada, pero el tambolireo de sus piernas delataban sus nervios, mientras tanto Denki, bueno, el pobre luchaba por retener el mar de lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos.

Todos anhelaban que su amiga lograra cumplir su sueño. Sabían lo mucho que se había esforzado por dar la talla para ser reconocida como un posible miembro de la orquesta de Tokio.

Katsuki miró de reojo el asiento a su costado ocupado por su amigo pelirojo. Kirishima estaba palido, cualquiera que le viese en ese estado podria jurar que había visto un fantasma.

—¿Ahora que mierda te sucede?—preguntó irritado.

Suspiró apoyando el codo contra el respaldar de la silla y levantó su mano hasta el lado izquierdo de su pecho, justo en el lugar donde yacía su corazón.

—Tengo miedo... De todos los estudiantes de nuestro año solamente T/N logró ser finalista... —mordió el interior de su mejilla y giró su rostro hasta Katuski, mirándole con temor.—Solo espero que T/N gane, nuestra amiga realmente se lo merece... Se ha esforzado muchísimo, apenas comía o dormía, todo el día y noche practicaba sin descanso.—habló en un leve murmullo, intentando retener sus lágrimas. Sentía tanta angustia que en cualquier momento romperia en llanto.

Bakugo chasqueó la lengua y respondió. —Deja de ser un llorón, pelo de mierda. Lo va a lograr.

—Pero, ¿Cómo estás tan seguro de eso?

—Estamos hablándo de T/N, esa hija de puta no es tonta.—cruzó los brazos hasta la altura de su pecho y le miro con desinteres.—Es astuta e inteligente. La única debilidad de esa idiota es ser floja como la mierda.

Eijiro soltó una leve carcajada y asintió con la cabeza repetidas veces.—Tienes razón... Apesar de esa pequeña debilidad, una vez que se propone algo no se detiene hasta conseguirlo...

—¿Ahora lo entiendes? No dejará de joder hasta recibir esa estúpida beca.

Eijiro sonrió y asintió felizmente. Su amigo tenía razón.

Justo en ese momento, como si el destino les jugaze una mala broma, la puerta del salon se abrió. Dejando ver a la jóven con una expresión decaída.

El primero en correr hacía ella fue el profesor Toshinori. Agitado y jadeando sujetó sus hombros mientras agitaba la cabeza de un lado a otro buscándo algún rastro de lagrimas en su rostro.—¡Joven T/A! ¡¿C-como le fue?!

Alzó el rostro e inmediatamente gritó, lanzándose enzima de su profesor para abrazarle.

—¡LO LOGRE SENSEI! ¡LO LOGRE!

Los gritos llenos de felicidad no se hicieron esperar, sus amigos corrieron hacía ambos para lanzarseles encima y felicitarla.

—¡S-SABIA QUE LO LOGRARÍAS! —Midoriya lloriqueó abrazandola con fuerza mientras dejaba sonoros besos sobre su mejilla, robandole incontables risitas.

—¡¿Ya viste?! —Kirishima se levantó de un saltó y sacudió eufórico el brazo de Katsuki.—¡VAMOS! —gritó antes de salir corriendo en dirección a sus amigos.

El metro de las diez |Bakugo Katsuki x LectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora