Capítulo 6. (FINAL)

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“¿Serás el último?
Necesito a alguien que pueda amarme así.”

Camille Silva.

—¿Entonces tuve suerte por un pastel que eligió Olivia? 

Alan preguntó mirándome con una amplia sonrisa, la misma que no había quitado desde la tarde de ayer cuando nos encontramos. 

—Algo así —Respondí evitando soltar una sonora risa. 

—Entonces debo darle las gracias.

Musitó acercándose a mí y rodeándome con sus fuertes brazos. Mi corazón dió un salto y recordé lo mucho que había extrañado estar así con él, las emociones que sentía ahora eran indescriptibles. 

—No funciona así. 

Murmuré enterrando mi rostro en su pecho, gustosa de poder oler su exquisito aroma varonil.

¡Dios! ¿Cómo pude estar sin él tanto tiempo? ¿Cómo logré sobrevivir? ¿Morí y ahora estoy en el cielo? 

—Bueno, solo sucedió y me siento tan feliz por eso —Exclamó dejando un beso en mi cabeza y luego yo la levanté para mirarlo, encontrándome justo con su labios. 

—¡Si! Creo que ya no debo preocuparme en cuanto a mi pareja para la boda de mi hermano. 

Alan suspiró y luego cerró los ojos. 

—Gracias por recordarme que volveré a tener una plática sería con él. 

—Siento tener un hermano tan protector —Murmuré siguiéndolo al sofá cuando él tomó mi mano. —Cambiando el tema… —Me aclaré la garganta sentándome en su regazo. — Volveré a Monterrey en unas semanas, es probable que regresé hasta la boda de mi hermano.

Me parecía excesivamente difícil ahora irme sabiendo que lo dejaría en la ciudad y que estaríamos separados algunos meses, me aterraba esa idea. 

Él suspiró y luego me miró. 

—Será difícil, pero sabremos permanecer juntos. 

Sonreí enternecida dándole un pequeño beso. 

—Eso espero, porque no te desharás tan fácil de mi está vez.

—Ni tú de mí.

***

La boda de mi hermano y Olivia llegó tan pronto que ni siquiera me percaté del tiempo que había transcurrido. Y es que regresar a la universidad, me había mantenido un poco ida de los días. 

Había sido difícil permanecer lejos de Alan, sin embargo nuestra relación se había fortalecido cada día que pasaba aún a distancia.

Era emocionante pensar que pronto terminaría mi carrera y me mudaría nuevamente a la ciudad de México, las cosas se estaban alineando a mi favor y eso me encantaba, pero también me aterraba que todo estuviera saliendo muy bien.

Y ahora me encontraba en la habitación junto a las damas de honor de Olivia, algunas amigas suyas y otras familiares, éramos cinco chicas con vestido azúl y peinados algo similares. 

—¡Dios mío! Tengo tanta hambre. 

Exclamó Olivia bebiendo un gran sorbo de agua cuando le retocaban por última vez el maquillaje, se veía increíblemente hermosa. 

Mi madre entró casi corriendo a la habitación, parecía que compartía los nervios con Olivia, las dos eran iguales, no me sorprendería si las dos comenzarán a llorar al mismo tiempo..

—¡Chicas! ¿Están listas? Gabriel ya ha bajado.

Y tan solo con esas palabras, todo la habitación se inundó de gritos emocionados, Olivia hiperventilaba y agitaba su mano en el aire, no pude evitar reír. 

No fue mucho cuando bajamos al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia, mi hermano ya se encontraba frente al altar con una expresión de nerviosismo y felicidad. Pero mi vista se dirigió a mi novio que se encontraba a su lado, Alan estaba acompañándolo del otro lado junto a mi papá, él me sonrió y yo también lo hice. 

Nosotras, las damas de honor caminamos hasta el lado izquierdo en espera de que Olivia caminará de la mano de su padre, el aire de felicidad y sentimiento se respiraba por todo el lugar. 

Olivia entró del brazo de su padre captando la atención de todos, pero ella únicamente miraba a mi hermano con una sonrisa y una expresión de querer llorar pronto, entonces yo pensaba… ¿Cómo es que mi hermano mayor, el mismo que me cortaba horriblemente el cabello estaba casándose ahora? Pero lo que parece imposible, es posible. 

La ceremonia comenzó y para mí sorpresa, no había sido tan aburrida como las recordaba, el tiempo pasó volando, por qué en un momento ya caminaba del brazo de Alan a las mesas donde se serviría la cena. 

Nos sentamos junto a mis padres, cerca de la mesa de los recién casados y yo ya estaba muriendo con los tacones que llevaba puestos. 

—¿Te imaginas que en algún futuro seamos nosotros quienes festejemos así nuestra boda? —Escuché que Alan preguntaba. 

Me giré instintivamente, él me miró brevemente y luego dirigió su mirada a mi hermano y Olivia, quienes reían sonoramente con algunos de sus invitados. 

—Me gustaría casarme en un jardín de rosas blancas.

Respondí sin apartar mi mirada de él y pude notar la sorpresa y emoción que mostraba en sus ojos, soltó una pequeña risa y yo también lo hice encogiéndome de hombros. Alan no dijo nada más, porque me beso y el tema se fue cuando mi padre le pregunto algo respecto a si trabajo con el equipo. 

Cuando nos sirvieron el postre los dos nos miramos cómplices, el pastel de chocolate estaba servido frente a nosotros. 

—Bendito postre —Dijo él haciendo que yo soltará una risotada, ganándome una mirada por parte de mis padres. 

Quién diría que solo por un postre ahora estaríamos juntos. 

Cuando la cena finalizó y se abrió la pista de baile, Alan me tomó de la mano, por un momento creí que iríamos a bailar, pero no fue así. Me percaté de eso cuando salimos por el pasillo que llevaba al jardín. Me envolví los brazos con la chalina al sentir el frío aire de la noche. 

—¿Qué pasa? —Le dije cuando nos sentamos en una de las bancas. 

—Nada, solo quería estar un rato contigo a solas. 

Solté un suspiro dejando caer mi cabeza en su hombro, estaba realmente agotada. Alan me abrazó, tal vez si seguía así, probablemente me quedaría dormida.

—Necesitaba un descanso de todo el ruido, he tenido suficiente con los gritos y lloriqueos por parte de Olivia y mi madre.

Alan soltó una melodiosa riosa y luego suspiro, fruncí ligeramente el ceño al verlo algo nervioso y con eso supe que algo pasaba.

—Camille… hay algo que quiero que sepas —Musitó apartándome un poco para que lo mirará, pero mi corazón dió un vuelco al ver lo sería que ahora se encontraba él, parecía ser algo importante.

—Alan, si me lo dices así entraré en pánico. 

Alan tomó un profundo respiro y luego volvió a reír.

—No es nada malo —Dijo.— Camille, he hablado con tus padres, con Gabi y Liv sobre esto, al recibir su aprobación no pude contenerme más para pedirte esto…

Juro que cuando lo ví levantarse y poner una rodilla sobre el piso la respiración se me fue. Mi pulso se aceleró y quise gritar cuando sacó de su bolsa una cajita aterciopelada, abriéndola y dejando ver un hermoso anillo con un diamante. 

—Ahora no puedo imaginarme una vida sin que tú estés a mi lado, sin regalarte mi amor cada día. Te amo y necesito expresarlo de otras formas, ¿Quieres que te lo diga en el altar?

Reí nerviosamente comenzando a sentir como las lágrimas rodaban por mis mejillas, no debía pensarlo, porque esto era lo que yo soñaba desde el día en que lo conocí y supe que lo amaba. 

—Si Alan, sí quiero. 



.♡͜͡De vuelta a ti.┇Alan Mozo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora