“Yo también te extraño, tenemos que hacer las cosas bien. Voy a volver contigo y no voy a dejarte ir de nuevo, no voy a dejar ir otra vez.”
Alan Mozo.
Miré por última vez el lugar subiendo el cierre de mi chaqueta cuando una ráfaga de viento pasó por mi lado haciéndome estremecer.
Había perdido la cuenta de las veces en las que había revisado mi móvil en espera de una llamada o mensaje por parte de ella, y cada vez que los minutos pasaban, el vacío en mi pecho incrementaba.
La pregunta que me rondaba.
¿Este era el fin?
Pensar en eso me destrozaba y vivir arrepentido no estaba en mis planes, porque yo la amaba y la necesitaba a mi lado.
Tomé un respiro profundo mirando el cielo cuando todo comenzaba a desmoronarse en mi interior, la hora acordada había pasado hace largos minutos y no había ninguna señal de Camille.
Decidí esperarla por unos minutos más mientras agitaba mis llaves y jugaba con el pequeño llavero que casualmente ella me lo había obsequiado y que por nada del mundo había tenido el valor de cambiarlo o deshacerme de él.
Ay Camille… que idiota fui en dejanos ir.
Tal vez debería ir a buscarla, tal vez debería llegar a la casa de su hermano y decirle que para mí esto no ha terminado, pero… ¿Y si me rechazaba?
No, eso no podía suceder. Era consciente y la conocía a la perfección, lo sentía, seguía amándome como yo a ella.
Me puse de pie y caminé hasta mi coche, sintiendo como mi corazón se me estrujaba con cada paso que daba. Y justo cuando abría la puerta del coche la ví bajar de un taxi y juro por Dios que no recordaba sentirme tan feliz como ahora.
Ni siquiera fui consciente de como avancé, cuando se dió cuenta de mi presencia detrás ella, se giró para mirarme.
Respiré tan bajo como me fue posible, sintiendo como los latidos de mi corazón ejercían presión contra mis costillas. Los nervios me recorrieron el cuerpo al ver que se acercaba a mi, fue como haberla visto por primera vez y volver a sentir esa emoción en el pecho por conocerla y saber de ella.
—Creí que no llegarías.
Estaba hermosa.
Nunca me cansaría de mirarla nunca.
—Siento haber llegado tarde…
Podía notar su nerviosismo y me preguntaba si yo también me veía de esa manera, al diablo con eso, ella estaba aquí y eso solo significaba algo.
—Pero estás aquí —Respondí haciendo que ella bajará la cabeza, se había sonrojado, siempre hacía eso cuando las mejillas se le ponían calientes.
—Recibí tu nota, yo… —Comenzó a jugar con sus dedos con nerviosismo cuando yo me plantaba frente a ella.— Perdón por haberme ido así la última vez que nos vimos, hay cosas que necesitaba pensar, porque esto sigue siendo difícil para mí…
La escuché con atención mirando cada parte de su bello rostro preguntándome ¿Por qué la había dejado ir?
—Pero al final llegué a una conclusión, aunque ciertamente ya la sabía —Continúo.
—¿Cuál es? —Pregunté aún sintiéndome temeroso.
—Es difícil dejarte ir Alan, fuiste el primer hombre que amé verdaderamente en mi vida y ni siquiera sé si volveré amar a otra persona como tú, es por eso que estoy aquí, para decirte que yo también te extraño, lo hago todo el tiempo… yo te necesito porque te amo.
Y sin más, supe que debía quedarme el resto de mi vida con ella, no por sus palabras, si no por todo, todo de Camille, mi Camille.
Acorte la poca distancia que teníamos, pasando mi brazo por su cintura y en un momento la besé, sintiendo como el corazón me saltaba, sintiendo ese cosquilleo y todas esas sensaciones que solo ella sabía hacerme sentir.
La amaba y no la dejaría ir otra vez.
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.♡͜͡De vuelta a ti.┇Alan Mozo.
Storie brevi『¿En qué estábamos pensando? Me pediste un taxi y dijimos que habíamos terminado. Y yo pensé que estaba bien, pero los días eran tan largos, que se convirtieron en uno solo. Y yo... yo no podía creerme que tú te lo estuvieses tomando con calma. Ent...