Take me |TaeGi|

02

Octubre había terminado, los árboles no tenían más hojas que perder de sus ramas. Las nevadas ligeras eran cada vez más frecuentes y largas, oscurecía más temprano y el día se sentía más corto. Las vacaciones decembrinas estaban cada vez más cerca de ellos y junto con estas las fechas de evaluación. Los estudiantes envueltos bajo estorbosos abrigos y termos de café o chocolate caliente humeante en sus manos con vapor flotando de sus contenedores. Lo que llevaba del mes fue evitado por el peliazul mientras lidiaba con un corazón roto. Entró a su salón y colgó su abrigo en uno de los percheros, quedándose en un suéter lanudo. Dio un largo trago de café y se estremeció cuando su calor corporal y la temperatura de la calefacción se nivelaron. Alzó la vista al ver a alguien recargarse en el marco de la puerta. Su mirada se encontró con esos ojos inexpresivos y ojerosos clavados en él, de nuevo llevaba la bufanda roja y una gabardina café.

— Cuando te invité lo dije en serio, no fue por cortesía —aclaró luego de analizar al mayor en silencio por largos segundos— ¿Por qué no has venido? —bebió de su taza blanca.

— No he tenido tiempo —se excusó avergonzado por haber olvidado que quedó con el profesor que iría a ver las obras.

— Tu primer clase empieza en media hora —revisó la hora en su reloj y entrecerró los ojos para poder ver las manecillas— ¿Quieres venir o era un pretexto?

Sin darle salida, YoonGi se levantó para volverse a poner su abrigo para salir. Caminó lado a lado con TaeHyung, ambos en un silencio profundo. Nunca había ido a la galería de la universidad a pesar de todas las invitaciones de los alumnos cuyas obras se encontraban ahí. Entre el trabajo, la escuela y los deberes de la vida adulta, apenas encontraba tiempo para dormir. Cualquier otra actividad era malgastarlo. De todas formas, ahí iba en camino junto al profesor que se aseguró de que cumpliera con lo prometido. La brisa fresca caló en sus pulmones al regresar afuera, cruzaron el gran patio para entrar a otro edificio donde situaban las mejores obras de cada periodo. TaeHyung abrió la puerta y se hizo a un lado para permitir al castaño entrar, sacudió la nieve de la sueña de sus zapatos antes de pasar. Las fotografías colgadas en las paredes adornaban las paredes blancas, la mayoría eran nostálgicas y tristes, unas pocas alegraban las salas monótonas.

— ¿No tienes ningún trabajo tuyo aquí? —indagó con curiosidad de ver las obras de alguien tan plano como TaeHyung.

— No, tengo tiempo sin hacer exposiciones —dejó la taza sobre uno de los mínimos muebles del lugar y metió sus manos a los bolsillos—. Todo lo tengo esparcido por mi estudio...

— ¿Tienes alguna foto? —preguntó analizando una fotografía bajo el nombre de JungKook. Sabía que tomó el taller de fotografía como si no estuviera lo suficientemente ocupado con sus clases. Era un atardecer capturado detrás de un árbol, las ramas secas cruzaban un tercio del lienzo, de fondo podía ver a una persona sentada sobre una banca. Podía sentir la soledad de aquel humano del que no podía ver más que su sombra.

— ¿Una foto de otra foto? —dijo con gracia—. Claro que no —ganó una risita por parte del mayor por la obviedad en lo dicho. Siguió a YoonGi por toda la galería, esperándolo en cada cuadro mientras lo analizaba con calma. No supo si decirle que su clase estaba a nada de empezar o dejarle seguir viendo.

Pronto comprendió el afán de sus alumnos de retratarlo. En las fotografías simplonas de los estudiantes se notaba su inexperiencia y falta de habilidad para capturar al contrario de manera efectiva. En ninguna foto sintió nada como verlo en vivo y en directo. Su piel pálida brillaba, las rojeces causadas por el frío destacaban, su gesto duro y ojos amables te confundían. Moría por ser él quien lo retratara, era evidente el éxito que él obtendría junto al reconocimiento de otra buena obra.