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мατєο

—¿Por qué tenes su número? —le pregunté a Daniel quien estaba a mi lado en el curso.

Era el primer módulo de clases y era la única clase en la que solo Daniel compartía el salón conmigo.

Los otros siempre iban acompañados de Isa o Camilo.

Hablando de Camilo, el domingo me invitó a una juntada que se hizo en su casa.

Sus viejos eran más liberales que los míos y por eso las jodas siempre se hacían ahí.

No conocía a la mayoría de la gente porque pocos eran de nuestro colegio.

Camilo tiene más amigos que yo, porque va a diferentes lugares y siempre termina haciendo nuevos amigos. Conozco a mucha gente y tengo pocos amigos.

Los de siempre, Camilo, Daniel y Isabella.

Garche con una piba y fue lo peor que hice porque se quedó conmigo el resto de la joda y ni siquiera podía estar con otras personas.

Obviamente fui un chiste el resto de la noche, porque la chica actuó como mi novia y no pude rechazarla en absoluto.

Principalmente porque Camilo, divirtiéndose con la situación, siempre la llamaba para que vaya con nosotros.

—Hicimos un trabajo de arte juntos y ella me dio su número. —se explicó a sí mismo mientras sacaba sus útiles de su mochila.

—¿Te dio su número? —pregunté frunciendo el ceño. Era extraño porque aunque era un trabajo, me imagino que si yo fuera su dupla, ella quería mi número y solo llamaría confidencialmente para no molestarla más tarde.

Daniel no era muy diferente a mí, aunque seguía siendo el menor entre todos nosotros.

Empecé a imaginar que el problema con Aurora parecía ser extremadamente personal, y me hizo pensar que tal vez estaba loca, porque ni siquiera la había mirado desde que entró. Ese podría ser el problema.

No la miré como ella quería y eso hizo que me odiara profundamente.

—Si, me lo paso. —reafirmó—. Pero solo hablamos del trabajo, no te pongas celoso. —me guiñó un ojo y me golpeó el hombro varias veces mientras tenía una sonrisa en su rostro. —Cuando se entere de lo que estás haciendo, te odiará aún más.

Le conté que ella me ayudó y la razón por la que pedí ayuda.

Daniel piensa que no es buena idea, porque él ya hizo algo similar una vez y al final, además de no poder quedarse con la chica, le terminó gustando.

Pero eso no sería un problema, faltaba menos de un mes, el examen de biología se acercaría, y después de que estuviera con Aurora, nuestro trato terminaría.

No sería como Daniel, que pasó meses tratando de ganarse a alguien fingiendo que le agradaba.

—Ella no se va a enterar. —le aseguré

Al final del tercer módulo de clases fui a la cafetería a buscar a Aurora.

En los primeros tres módulos no había tenido ninguna con ella, no la había visto en el colegio todavía y no tenía idea de dónde estaba. Incluso sabiendo su horario.

Tuve suerte de encontrarla en la cafetería con algunas personas en la mesa.

Estaba comiendo de un recipiente diferente a las ridículas bandejas del colegio, lo que me hizo ver que traía su almuerzo de casa. A veces la comida de la cafetería es tan horrible que hasta los perros la rechazan.

cliché; trueno ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora