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мατєο

D

ormí, pero aún podía oler su dulce aroma.
No recordaba cuándo nos habíamos quedado dormidos. Tal vez fue el momento en que comencé a hablar sobre mis viejos y mi relación con ellos, o cuando ella comenzó a detallar la discusión que estaba teniendo en su casa, y fue tan fea que algunas palabras optó por no repetir.

Todo lo que sé es que nos quedamos dormidos, y cuando me desperté en medio de la noche, me tomó un tiempo comprender lo que realmente había sucedido.

Ella dormía profundamente a mi lado, y podía irme, en realidad se suponía que debía ir a mi habitación, pero me quedé.

La cubrí porque parecía que tenía frío y me giré hacia ella.

Mi corazón pidió abrazarla, pero mi cerebro desaprobó totalmente mi deseo. Y luego me volví a dormir, pero esta vez solo había silencio, y ya no podía olerla.

Dormi profundamente, como ella. Podría decir que estaba teniendo una de las noches más tranquilas del año, pero un fuerte golpe me hizo despertar sobresaltado.

De hecho, el grito de Aurora me sobresaltó más que el ruido que venía de abajo.

—Tranquila. —dije en voz baja, todavía dormido con la intención de calmarla.

Pero ella estaba tan nervioso y asustado como ella.

—Voy a ver qué fue eso.

Me levanté de la cama y antes de dar un paso sentí que sus manos se envolvían en mi puño.

—¿Y si es un ladrón? —preguntó y pude ver el pánico en sus ojos incluso con la oscuridad de la habitación.

Estaba sentada, su voz tenía un tono de preocupación, y me hubiera reído si no estuviera preocupado también.

—No debe haber sido nada. —yo hablé. —Pero podes darme un beso de despedida si no vuelvo. —sonreí y ella soltó mi mano después de poner los ojos en blanco.

—Voy a rezar para que sea un ladrón. —gruñó y volvió a la cama.

Antes de bajar cerré la puerta del cuarto y puse la llave en mi bolsillo.

Estaba todo oscuro y usé la linterna de mi celular para iluminar el camino.

En el living no encontré nada, había un silencio absoluto y todo parecía intacto. Empecé a calmarme y luego comencé a mirar las otros cuartos.

Primero la cocina, donde también estaba todo intacto, pero cuando llegué al pasillo que conducía a las puertas traseras, visualicé una silueta que me hizo detenerme al instante.

Después de juntar coraje de no sé dónde, levanté  mi celular y luego mi preocupación se convirtió en ira y alivio al mismo tiempo.

—Daniel, ¿qué haces acá?  —pregunté con los dientes apretados tratando de controlarme para no darle un sopapo en la nuca mi amigo.

—Dijiste que me ibas a llamar cuando llegaras. —argumentó señalándome con su dedo índice. —y no llamaste

Tenía olor a alcohol, pero no parecía demasiado borracho.

—¿Y no pudiste haberme mandando un mensaje o llamarme?

—Pensé que habías muerto o algo así, así que el mensaje no funcionaría. —dijo como si tuviera sentido.

Me acerqué a él y presioné el botón del interruptor que estaba justo al lado de él.

—Vos tumbaste la puerta. —dije en el instante en que vi el estado que era la puerta trasera.

cliché; trueno ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora