cliché; trueno ✓

⁰¹⁵

мατєο

—Déjame arreglar esa corbata. —mi mamá habló en un tono autoritario.

Ya me estaba preparando para el baile, llegaba un poco tarde y necesitaba recoger a Isa para cenar antes de irme.

Esa corbata insistía en estar torcida en todos los sentidos, pero al parecer mi mamá tenía una forma de hacer las cosas.

—Estoy lindo, ¿no? —pregunté mirándome en el espejo.

Daniel y yo lo habíamos comprado el día anterior, pero ciertamente no haría ninguna diferencia comprarlo por adelantado.

Era el mismo traje negro y con la corbata que usaban la mayoría de los estudiantes.

—Sos lindo, yo no hago hijos feos. —dijo mi mamá y comenzó a pasar su mano por mi cabello para arreglarlo.

Estaba un poco despeinado, porque así me gustaba, pero mi mamá me quería dejar elegante.

—Esa chica de la graduación... —comenzó, creo que la vi en alguna parte.

—Seguramente en alguna biblioteca ya que a ustedes dos les gusta eso.

En la graduación hablé con Aurora, y estaba muy bonita con ese atuendo que le queda horrible a la mayoría de la gente.

Estaba en un rincón con una de sus amigas, a quien aparentemente no le caía bien.

Mi mamá y yo pasábamos para ir al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia.

Hablamos por muy pocos minutos, ella no parecía muy cómoda y supuse que las cosas habían retrocedido nuevamente, pero era un hecho que no se sentía muy cómoda hablando conmigo y con mi mamá.

—No olvides el ramo —dijo mi mamá en el momento en que ya estaba tomando las llaves del auto para irse.
—Tenes que dejar de ser olvidado de esa manera, Mateo.

Puse los ojos en blanco y fui a mi habitación a buscar el ramo rojo y blanco que le había comprado a Isa.

Cuando estacioné frente a su casa, su papá ya estaba en la puerta.

Ella salió unos segundos después con un vestido largo rojo que era un poco voluminoso en la parte inferior, y en la parte superior tenía un gran cuello en V que resaltaba sus senos, lo que me dificultaba terminar nuestra cosa.

El color contrastaba con el rubio de su cabello. Me bajé del auto y di unos pasos para acercarme a ella, su papá no me miró con buena expresión, pero aun así me saludó.

—Vamos? —sugirió volteándose hacia mí.

Su padre me ordenó que cuidara de ella, su tono no era amistoso.

No sabía por qué no le gustaba, pero tal vez a mí tampoco me gusten los chicos que salen con mi hija.
Especialmente si es como yo.

—¿Querés elegir dónde vamos a comer? —le pregunté luego de abrirle la puerta del auto para que ella entrara sosteniendo su vestido con cuidado.

—Prefiero que vos elijas.

Caminé alrededor del auto y me subí al lado del conductor.

—Conozco un lugar, pero está un poco lejos. —comencé a hablar mientras me abrochaba el cinturón al cuerpo.

—Fui con Aurora alla una vez. —las palabras salieron tan espontáneamente que solo después de decirlas me regañé a mí mismo.

Miré a Isa y ella se quedó en silencio, esperé a que preguntara algo pero nada salió de su boca.