Día 1

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LUJURIA
(pecado)

Garabatee la fecha del día en mi cuaderno mientras el resto de alumnos ingresaban al salón, siempre era el primero para apartar un puesto a mi lado, no para compartirlo, más bien para no tener compañía.

Las personas nunca habían sido el mayor objeto de mi interés, es por eso que estudio diseño, el arte y la concepción de ideas para una belleza estática y que perdure me atrae. Disfruto de garabatear bocetos de muebles; lámparas, en su mayoría brillantes candelabros, o paisajes amplios sin mucha intervención humana.

O así era, hasta que llegó ese maldito día.

El día en que la conocí.

Entro cual imponente emperatriz bajo la fachada de una dulce princesa. Llevaba una tierna sonrisa emocionada pero sus ojos destilaban confianza, su paso era firme y resonaba por todo el salón. Quedé prendado de esa actitud desde el momento en que entró en escena.

Con toda la suerte que pude haber reunido en mi vida, sus ojos se clavaron en los míos, y entonces, todo eso a lo que había llamado suerte se convirtió en nada más que desdicha y confusión.

Aquellos azulados ojos se habían asqueado al momento de verme, ensombreciéndose de una manera hermosa y trágica a la vez. No podía más que suspirar en mi confusión, era una mirada de desprecio tal que me impulsaba a pedirle perdón sin siquiera saber qué había hecho para merecer aquello.

Pero estaba seguro que de saberlo, no volvería a hacerlo jamás.

La clase había finalizado y yo no había podido detener mi mano, la que sin cesar garabateaba bocetos de la mujer que, pronto supe, llevaba por nombre: Marinette Dupain-Cheng.

Incluso su nombre sonaba perfecto, llamativo e imponente.

Resultaba ser que me había confundido con alguien más, siendo exactos, con mi primo, un idiota que le había roto el corazón años atrás, y yo me preguntaba cómo alguien podía ser tan estúpido como para rechazar o siquiera pensar en rechazar a una mujer como ella.

Sabía que mi primo no era listo, por algo estaba saliendo —y completamente baboso— con la rubia Chloé Bourgeois, la hija del ex alcalde de su ciudad.

A pesar del malentendido, nada pareció cambiar, por más que tratara de acercarme, la mujer de mi anhelo no dejaba de rechazarme.

Me evitaba, y eso me volvía loco.

Mientras más me apartaba, más imposible parecía el que la sacara de mi cabeza, aparecía en mis sueños, la veía cada vez que cerraba los ojos, más temprano que tarde mis cuadernos de bocetos se llenaron de retratos que no lograban capturar su belleza, nunca la tenía lo suficientemente cerca como para apreciar su presencia a detalle.

—¡Marinette! —oí a una chica exclamar el nombre que hace noches no salía de mi boca, me avergonzaba con el alma admitirlo, pero mis fantasías no dejaban de girar en torno a ella—. Vamos a ir a tomar algo, ¿te unes? 

—Amelie, por su puesto —y ahí estaba esa radiante sonrisa que nunca iba dirigida a mi.

—Buen día —me tomé el atrevimiento de saludarla, había aguardado a que ella entrara al salón para ingresar y tener la excusa de hablarle.

Corazón de Limón [Abril Felinette 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora