Día 6

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PONT DES ARTS
(lugar)

Pasear de la mano con tu novia por el Puente de las Artes camino al Louvre debe ser parte del imaginario colectivo de una cita parisina perfecta.

Y así era como estaba yo. Paseando de la mano con mi bella novia por el famoso puente de los candados de los enamorados.

Amelie suspiró llamando mi atención, la miré.

-No es lo mismo desde que no están los candados -comentó viendo las barandillas de cristal.

Hace años habían sido removido los candados puestos en las barandillas del puente por el peso que significaban para la estructura y las barandillas habían sido cambiadas a unas de cristal para impedir que los turistas pusieran más candados.

Mi castaña se acercó a una barandilla y asomó su cabeza al río Sena.

-Aunque quitaran los candados, las llaves siguen en el fondo del Sena -soltó viendo el curso del agua bajo nosotros.

También asomé mi cabeza mientas pasaba mi mano por su cintura, atrayéndola a mi.

Ella se recostó en mi costado, y nos quedamos viendo el agua en silencio.

Ya habían pasado dos meses desde nuestra última gran discusión y a pesar de seguir con la peliazul metida en mi cabeza, me había abstenido de demostrar siquiera interés. Solo nos habíamos visto una vez con la chica luego de aquello y fue cuando me devolvió la bufanda y el paraguas, aparte de eso, ambos seguíamos el camino de la indiferencia de la existencia del otro.

Por una parte me aliviaba, ya que me hacía más fácil el no demostrar mis sentimientos por ella, y por el otro no podía negar que me desilusionaba que todo siga igual. Una parte de mi creía que algo en nuestra relación cambiaría y podría tener, al menos, una pequeña oportunidad.

-¡Chicos! -oímos una voz familiar a nuestras espaldas.

Amelie se volteó rápidamente con emoción y corrió a abrazar a la peliazul quien recibió entre sus brazos a la más baja con cariño.

Ambas chicas rápidamente entablaron una animada conversación en la que no me permitía participar para no darle alguna idea equivocada a mi novia, pues, a pesar de que la chica no haya salido de mi cabeza, ya me había comprometido a ser mejor, y lo mínimo que podía hacer era no demostrarle a Amelie que seguía con mi obsesión.

El chico que iba con Marinette debía de ser su novio de turno. Con los años me había dado cuenta de que la ojiazul estaba enamorada del amor, digno del cliché de una parisina.

El día era un cliché por como lo vieras, la cita, la interrupción del viejo amor, el estereotipo de mujer francesa, solo faltaba-

-Mira, André -apuntó mi castaña y me miró-. Sé que no te gusta lo dulce, pero...

Le dediqué una dulce sonrisa he hice todos mis esfuerzos para pasar de nuestra vieja compañera y tomar su rostro con suavidad.

-Vamos, yo pago, ¿sí? -dejé un beso en su frente y tomé su mano para llevarla con el famoso heladero.

-Los acompañamos -agregó Marinette, tomando al desgraciado de la muñeca y arrastrándolo.

-¡Ah! Pero que bellas parejas tenemos por aquí -canturreo el heladero como era propio de su personaje-. Veamos -miró a Amelie-, vainilla como su cabello y pistache como sus ojos, tan dulce como amargo, una cereza tan roja como su pasión y voilà. Tome, señorita.

Amelie recibió el helado gustosa, yo sonreí con burla pues, sin duda, no eran sus sabores favoritos.

-Y la señorita por aquí... -miró a Marinette-. Oh, durazno como el color de sus labios, menta como sus ojos, come esto que- -a media oración se frenó a si mismo-. Que extraño, creo que ya he hecho esta combinación, pero es imposible, no suelen repetirse los sabores.

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⏰ Última actualización: Oct 06, 2022 ⏰

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Corazón de Limón [Abril Felinette 2022]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora