Juramento vacío

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Caroline permaneció toda la noche mirando el techo. Conforme pasaban las horas, su ira iba aumentando, así como el rencor que sentía hacia los vampiros.

Especialmente por Hawke.

Ella ya conocía los horarios nocturnos del Nido. A la una de la mañana comenzaban a salir, a las dos volvían los primeros, a las cinco volvían los últimos, después dormían hasta las siete.

A las siete y media, Caroline se levantó, se vistió y salió de su habitación.

—Caroline, Blair fue...

—Ahora no puedo, Indira —la cortó la dhampir.

La vampiresa la dejó ir sin darle importancia. Caroline bajó las escaleras casi corriendo, cruzó el patio del Nido a las zancadas hasta llegar a la habitación de Hawke, abrió la puerta sin tocar y la cerró con un golpe.

Hawke y otros tres vampiros que estaban reunidos con él la observaron pasmados.

—Tú, tú y tú se van ahora mismo —los señaló uno por uno la muchacha. Los vampiros obedecieron.

—¡Caroline! —se enfureció Hawke.

—CIERRA LA BOCA Y SIÉNTATE —ordenó ella.

Hawke lo hizo.

Parecía un animal. Con las manos apretadas al apoyabrazos de la silla, los ojos brillando, el ceño fruncido y la espalda encorvada; listo para atacar.

—Me pregunto quién no puede defenderse ahora —lo provocó Caroline.

El vampiro se levantó de golpe, lanzando el escritorio hacia delante. Ella dió un paso atrás sólo para evitar que sus pies fueran aplastados. En realidad, no temía que la lastimara porque ella podía manejarlo a su antojo. Y Hawke, más que ira, sentía impotencia por esa misma razón.

—Todos sigan haciendo lo suyo —habló Caroline a los vampiros que estaban del otro lado de la puerta, alertas por el ruido—. Aquí no hay nada que ver ni escuchar.

—Caroline... —Hawke hervía de rabia—. ¡¿QUÉ TE PASA?!

—¿Y a ti qué te parece? —exclamó ella con suficiencia.

—Ya obtuviste lo que querías, ¡¿qué más quieres ahora?!

—¿Qué que más quiero ahora? Me mataste de hambre durante semanas y cuando me doy cuenta de lo que sucede me alimentas con algo que me hace vomitar. ¿Te piensas que soy estúpida?

—¡¿Qué?! —saltó confundido—. No es mi culpa que vomites la comida que te doy. Caroline, lo que tú estás es enferma.

—¡Yo no estoy enferma!

—Realmente no comprendo qué es lo que quieres, para qué entras en mi habitación generando un caos innecesario. ¿Es que quieres alardear tu poder o qué?

—¡¿Ves lo que haces?! Intentas manipularme para que dé un paso atrás y me sienta culpable por lo que hago. ¡Estoy de tu lado en esto, demonios! ¿Por qué te esfuerzas en ponerme en tu contra? Sabes el daño que puedo hacer si se me da la gana. ¿Qué quieres hacer conmigo? ¿Por qué me ocultas cosas?

—¿Ocultar cosas? —preguntó tranquilamente Hawke—. Está bien, hablemos sobre ocultar cosas.

El vampiro levantó el escritorio del suelo sin esfuerzo alguno y volvió a acomodar las cosas que estaban sobre él.

—Tengo que admitir que ese comentario fue bastante hipócrita de tu parte, Caroline —continuó—. Me culpas de que te oculto cosas cuando lo primero que hiciste luego de enterarnos de que Edward Grey me estaba buscando, fue ir con él. Y también sé que fue él quien te puso esa idea en la cabeza de que yo te estoy matando de hambre.

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