Atrapados - Parte II

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Mircea trotó rápidamente por el patio del Nido y se paró exactamente en el centro. Miró a su alrededor escudriñando a cada uno de los presentes, pero a quien estaba buscando no lo encontró. Hawke, por otro lado, salió de su habitación, donde estaba ultimando detalles, y se encontró con él.

—¿Pasó algo? —se preocupó.

—¿Has visto a Savile? —preguntó Mircea sin rodeos.

Hawke se sorprendió.

—Pues hace un rato estaba conmigo. Volvimos juntos por los pasillos.

—Ya. Pero después.

—¿No estará con Caroline? En su habitación.

Mircea vaciló un momento. Hawke no se quedó para nada tranquilo.

—Vamos juntos a ver —le dijo.

Los dos vampiros subieron la escalera y llegaron hasta la puerta de Caroline.

Toc, toc, toc, toc, golpeó la puerta Hawke. Nadie respondió del otro lado.

PAM, PAM, PAM, golpeó Mircea.

—¡Caroline! —llamó.

Otra vez silencio.

Con el corazón en la boca, Hawke abrió la puerta sin pedir permiso. Del otro lado no había nadie y todo estaba perfectamente ordenado. Los vampiros se miraron nerviosos.

—Tal vez estamos exagerando un poco las cosas y en realidad están abajo con los demás... —comentó Hawke intentando calmarse.

Blair justo pasó por su lado y los miró con curiosidad. Aunque más que curiosidad, se sintió alterada porque había visto a Hawke hacía un momento. Y estaba con Caroline.

—¿Sucedió algo? —tanteó la vampiresa.

—¿Has visto a Caroline? —se apresuró Mircea.

Blair quedó boquiabierta.

—Pues... la he visto hace diez minutos, creo —masculló y miró a Hawke—. Se fue contigo.

Mircea y Hawke se miraron.

—Blair... —vaciló el vampiro—. Ese no era yo...

—¡Ay, Dios! —Blair se tapó la boca con las manos—. ¿Tienen un cuchillo de plata?

Mircea sacó el suyo y ninguno puso objeción a que le hicieran el corte. Soltaron aire aliviados al constatar que eran los verdaderos. Pero el falso Hawke encendió todas sus alarmas.

—Ustedes sigan buscándolos —exclamó Blair—. Yo voy a buscar a Callum.

Los otros dos vampiros asintieron y se separaron para buscar a Caroline y a Vincent.

Pero claro, el rumor de que habían desaparecido corrió como pólvora y el Nido se volvió un caos en el correr de minutos. Todos ya habían adivinado de que La Loba había estado entre ellos... O quizás que aún seguía allí, espiándolos.

—¡Sí, yo vi a Caroline! —se agarró la cabeza el Gordo Joe—. Se fue con Hawke por los pasillos.

Mircea se pasó una mano por la sien. ¿Cómo fue que La Loba pudo llegar a encontrar el escondite? ¡Se había paseado frente a las narices de todos!

—¡Te lo juro, nunca imaginé que podría ser La Loba! —se angustió Joe—. Hemos pasado desapercibidos por trece años. Tendría que haberlos parado, pero no... no lo sé...

Lo cierto es que todos sintieron culpa, todos creían que podrían haber evitado esa catástrofe. El Gordo Joe pensaba que debería haber ido tras ellos, Mircea que tendría que haber estado más atento, Blair que debía haber sospechado desde un principio, Callum que tendría que haberlo visto...

El Don de la Sombra Donde viven las historias. Descúbrelo ahora