Esperanza

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Estoy fuera de mi elemento.

No saber cómo actuar con ciertos tipos es algo con lo que estuve lidiando
toda mi vida, pero con Jimin es una premisa completamente nueva.


Me fascina. Todo sobre él, incluso las cosas que aún no me confesó, las cosas
que ya sé sobre él, debido a mi trabajo.

Lo hacen tan malditamente interesante.

Como una lluvia de meteoritos.

No quiero apartar los ojos ni un segundo.
Desafortunadamente para mí, eso es complicado. Porque estoy casado, con
una mujer, y la idea de mirar a este hombre obviamente atractivo me da comezón.


Mi cuerpo quiere algo que mi cerebro se niega a reconocer. Es muy confuso.
Y, sin embargo, sigo aquí, hablando con el chico del cabello rosado.

Estamos en el bar donde hemos estado sentados juntos durante más de una
hora, charlando sobre todo tipo de cosas.

Es fácil hablar con él, se lo concedo.

Tiene ese tipo de humor burlón que a veces me hace temblar los dedos. No sé
qué significa, pero es diferente. Bien diferente.

Hasta ahora, nos las arreglamos para desviarnos de temas de conversación
serios, como cualquier cosa relacionada con mi matrimonio, lo que cualquiera
de nosotros hacemos para trabajar o por qué no bebemos nada más que Coca-
Cola. Le dije que no tenía por qué no beber por mí, pero simplemente lo ignoró.

No obstante, creo que nuestra conversación alegre está a punto de dar un giro cuando él pregunta...

—Entonces, ¿eres alcohólico? ¿O es por otras cosas? —hace esto como si
fuera la pregunta más normal y no invasiva del mundo. Como si me estuviera
preguntando mis ingredientes favoritos para pizza.

Y, sin embargo, me siento inclinado a responderle. No estoy seguro de por
qué.

—Otras cosas. —murmuro y él me mira de reojo, lo que me hace sonreír.

Obviamente quiere más. Me estoy dando cuenta de esto sobre él; es una cosa
exigente—. Soy un adicto a la heroína en recuperación. Cinco años sobrio a
partir de eso, dos años por el alcohol.

—Wow. —respira, con el rostro inmóvil. Espero la lástima o el juicio habitual, aunque no estoy seguro de por qué.


Jimin claramente no es así en absoluto, lo que se confirma cuando dice

—: Felicidades por los cinco años. Eso
es realmente genial.

Mi pecho se aprieta.

El único lugar donde obtengo algún tipo de
reconocimiento por mi sobriedad es en las reuniones. A Nikki no le gusta escucharme hablar sobre mi pasado o estar sobrio.

Ella siempre dice que el pasado está en el pasado, y no tiene sentido detenerse en él.

Estoy de acuerdo, hasta cierto punto.

Pero también sé que el pasado es lo que nos hace quienes somos.

No sería el hombre que soy hoy si no fuera por mis experiencias...

Sentado junto a alguien hacia quien se supone que no debo sentirme atraído,
usando todo lo que esté en mi poder para mantener mis pensamientos en secreto.

Tragando saliva sobre mi garganta seca, sonrío.

—Gracias. —Luego levanto mi refresco para tomar un sorbo.

Prisionero de Tu Lujuria Donde viven las historias. Descúbrelo ahora