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James corría por la sala al rededor del sofá, apenas tenía 2 años y su imperatividad se comparaba a la de una máquina de carga, Harry lo perseguía con la papilla desbordándose del plato, y por poco creyó ver algunas lágrimas de desesperación salir de sus ojos. Faltaban pocos meses para que los mellizos nacieran y Draco se encontraba aterrado, ¿en qué momento se le ocurrió buena idea tener más hijos? Ni siquiera podía con uno y se le sumaban dos de imprevisto, estaban perdidos.

Harry era un excelente padre, tanto él como James agradecían todo el esfuerzo que el azabache ponía en ellos, siempre trabajaba horas extra para tener los fines de semana libres y pasar tiempo con ellos, Draco lo amaba, no por nada se había casado, pero a veces Harry era muy temperamental, como ahora.

- ¡Suficiente James, vendrás ahora y te comerás la papilla porque te lo ordeno! - Harry alzó la voz haciendo paralizar al menor y que este comenzará a soltar sollozos asustados. - Mierda.

- Harry, amor. - Draco se acercó y arrullo a James como pudo, teniendo un vientre gigante para entonces. - Tiene sólo 2 años, debes ser paciente con él.

- Lo sé Dray, mierda, lo siento. - Harry suspiro cansado y se tumbó en el sofá olvidado la papilla a un lado. - Es solo que no se hacerlo ¿bien? Yo fui criado así, lo único que sé es que si te gritan lo suficiente serás obediente, y si te consienten demasiado serás un cerdo como mi primo. - se acarició el entrecejo con fuerza y apretó los ojos.

Draco lo miró con compasión, antes de que naciera James hablaron de aquello, de los miedos que tenían cada uno de ser malos padres y no saber cómo hacer una buena crianza, él sabía que Harry se preocupaba por los otros dos hijos que venían y no saber cómo criarlos.

- Te recuerdo que estamos en esto juntos, somos un equipo. - Alzó a James que ya estaba más calmado y lo sentó en el sofá, luego se sentó con cuidado en el piso siendo ayudado por Harry que le miraba atento. - Se que tu niñez no fue la mejor, y la mía fue demasiado mimada para mí propio bien. - Harry sonrió - Pero gritarle a James no hará que te obedezca, hará que te tema, como tú a tu tío. Tenemos que ser pacientes y estrictos, sin olvidar que son niños y tienen sentimientos, amor.

Harry volteó a mirar a James que se sorbia la nariz a su lado en el sofá, el menor miraba con resentimiento al plato de papilla como si fuera la culpable de todos sus males, Harry sonrió con ternura y le acarició el cabello haciendo que le alzará la mirada, podía tener su tono de piel y cabello, pero sacó los ojos de Draco, y Harry no podía ser más feliz con eso, esperaba que los mellizos también tuvieran ojos grises.

- Perdóname cachorro, tu padre es todo un gruñón. - Harry hizo una mueca y James soltó una risita pequeña. - Bien, por hoy me canse de esto, voy por yogurt, eso nunca falla. - Harry se levantó para retirarse a la cocina con el plato de papilla, pero se devolvió rápidamente y le dio un beso a Draco en la mejilla. - no sé qué haría sin ti.

Después de que su padre se retirara, James estiró sus bracitos a su papi que se encontraba sentado frente a él, Draco lo abrazo y beso en su cabeza.

- Papi. -susurro James.

- Dime cariño. - Draco susurro en su mejilla haciendo cosquillas a James.

- Pade e' malo. - Draco se alejó de James y este le miró haciendo un puchero.

- No cariño, padre es muy feo y gruñón pero no es malo, él te ama mucho, como yo.

- No me guta que me gite.

- A mí tampoco, pero el tratara de ser menos gruñón y tú serás muy obediente. - Draco le dio besitos por toda su carita sacándole sonrisitas a su bebé.

La Familia del FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora