VI

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Después del pánico inicial y unas cuantas copas de hidromiel añejo, Draco estaba más que preparado para enfrentarse al ser más temible de la era actual, su esposo (de 14 años).

Avanzo sigiloso hasta la biblioteca donde sabía que estarían sus niños investigando acerca del tema, no quería dejárselos tan fácil aunque ya tenia una solución posible a su inconveniente. Simplemente iría con Hermione y que ella lo solucionara, eso hubiera sido lo que Harry hubiera hecho y a Draco le pareció factible.

Al entrar a la biblioteca, se encontró con la divertida escena de sus hijos leyendo en circulo, con un tablero donde había rayones y escritos desordenados, todos se veían somnolientos y cansados pero parecía que ninguno quería despegar la cabeza de los libros, excepto por James, el estaba más dormido que despierto. Pero lo gracioso de la situación era ver a un pequeño Harry Potter molesto cruzado de brazos en una esquina de la biblioteca, con un puchero constante y la mirada perdida. A Draco le recordó sus épocas de T.I.M.O.S. y no pudo evitar reírse sigilosamente.

Con cuidado de no desconcentrar a sus estudiosos hijos, se acerco a Harry y se sentó a su lado esperando que le gritar o le reprochara algo, pero este ni siquiera le dirigió la mirada.

- Ya descubriremos una manera de hacer que tus nuevas vivencias no afecten en el pasado, así que por mientras, podrías preguntar y yo responder. – Dijo atento a los gestos de Harry para ver si podía encontrar interés o curiosidad en vez de enojo, para su suerte lo hizo.

- ¿Por qué te llamas "Draco Potter"? - Si bueno, eso no era exactamente lo que Draco hubiera esperado.

- Veo que ya fuiste a visitar la habitación del tapiz ¿De quien fue la idea? ¿Lily?

- No sé, Altair me llevo.

- Era evidente. – Asintió Draco concentrándose en como contar lo siguiente. – Yo estaba destinado a casarme con una mujer y tener herederos Malfoy para que mi linaje siguiera, pero creo que a este punto es evidente cual es eran mis verdaderos intereses. – Dijo con burla tratando de que Harry se riera, no lo hizo.

- Realmente no tenia la necesidad de cambiar mi apellido ¿sabes? Podía seguir siendo un Malfoy a tu lado pero después de la guerra y todo lo que vivimos, supe que no quería llevar conmigo nada que representara la crueldad y muerte que Voldemort nos trajo, además, creo que también lo hice para causarle un infarto a mi padre. – Termino diciendo con una risa que fue imposible que no se le pegara a Harry.

- ¿Qué paso con tus padres? – pregunto Harry realmente interesado.

- Padre fue enviado a Azkaban apenas termino la guerra, su condena era de 25 años con 7 de arresto domiciliario, murió dos años antes de que le dieran libertad condicional por neumonía, - Harry alcanzo a sentirse culpable por haber preguntado pero Draco no dejo que le dijera nada y continuo. – Mi madre aun vive, está en Francia con unos familiares maternos, nos vemos una vez al año y ama a los niños como solo una abuela lo haría, en especial a Lily, siempre dice que es una copia de ella. – Harry asintió dándole la razón.

- Ciertamente es como verte a los 12, solo que sin el gel y la idiotez. – Dijo Harry algo tímido por pensar en haber ofendido a Malfoy, pero el mayor solo rio y asintió animado.

- Estoy totalmente de acuerdo, ella y mis niños son mejoradas versiones de lo que alguna vez tu y yo fuimos.

Draco miro a los chicos concentrados leyendo con nostalgia al pensar que si las cosas no terminaban bien, los perdería para siempre.

- Altair dijo que sacrificaste mucho por mi ¿Cómo es eso? – Pregunto Harry para llenar el ambiente triste que había aparecido.

- Altair es un exagerado, yo solo te seguí siempre, estuve a tu lado y jamás dudé de ti, no es como si hubiera sacrificado demasiado.

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