CAPÍTULO 4 Me he enamorado

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Me despierto solo y en una cama enorme. ¿Dónde estoy y por qué estoy desnudo? Empiezo a recordar la noche mientras me pongo la ropa que había tirado al suelo. Escucho voces a lo lejos así que salgo de la habitación intentando llegar al comedor. Allí estaban, esos dos tíos guapísimos, mis cuatro amigas y el amigo de Benedict al que mi amiga se había follado la noche anterior.

– Buenos días princesa, ¿cómo te has levantado? – Me dijo Javi con una sonrisa en la cara. 

– Me ha costado un poco acordarme de la noche y me duele la cabeza, pero bien. Tengo mucha hambre, ¿habéis desayunado?

– Ven, siéntate rey, ¿qué te apetece?

Le dije que con un par de tostadas y un café me apañaba. Benedict llamó al cocinero y le dijo que me preparase un croque-monsieur. ¿Qué era eso y por qué estaba desayunando en un barco? Mis amigas me dijeron que era un sándwich francés y que estaba buenísimo. Todos habían desayunado eso.

Cuando el cocinero llegó con el plato me quedé muerto, tenía una pinta increíble. Lo probé y le di mis dieces a Benedict, era la solución perfecta para mi resaca. Terminé de desayunar mientras tomábamos el sol en la proa del barco. Javi me contó que Benedict estaba a punto de irse de la isla, sus padres tenían que volver a Mónaco para solucionar un asunto de su empresa. No sé, cosas de ricos supongo.

En cuanto me lo contó pensé en que Javi si que se quedaría, y que mejor compañía que un tío al que acabas de conocer y follarte. Bueno, y también sus cuatro amigas. Exacto, le dije a Javi que si le apetecía podía enseñarnos más a fondo la isla. Le pareció una muy buena idea, y a mis amigas por suerte también. Nos habíamos llevado todos muy bien así que no me dio miedo invitarle a pasar las vacaciones con nosotros.

Pasamos unas tres horas tomando el Sol en aquel barco, hasta que llegaron los padres de Benedict. Una mujer muy cuidada, rubia, altísima y muy bien vestida. El padre también era del mismo estilo, pero muy serio. Hablamos un poco con ellos y les contamos lo bien que lo habíamos pasado, parecían majos, pero se notaba que iban con bastante prisa. Nos despedimos de Benedict y a Javi se le escapó una lágrima. Se iban a echar mucho de menos, se les notaba.

Javi nos dijo que si nos apetecía un plan tranquilo nos podíamos ver después de comer en una cala que conocía. Aceptamos porque nuestros cuerpos pedían tranquilidad, aunque fuese solo durante unas horas. Nos montamos en el coche y volvimos al apartamento. Teníamos pan de molde, café y algo de fruta, así que pensamos que lo más cómodo era salir a algún sitio para comer. Hablé con Javi y le pedí que nos recomendase algún restaurante, eso sí, que no fuese tan caro como el de la cena con Benedict. Esta vez si que íbamos a pagar nosotros. Me pasó la ubicación de un chiringuito que pillaba cerca de la cala donde habíamos quedado. Se lo enseñé a mis amigas y nos pareció bonito, además las reviews eran bastante buenas. Cuando llegamos al chiringuito estaba lleno. Claro Aleix, es agosto y estás en Formentera, ¿qué coño te esperabas? Llamé a Javi para decirle que su recomendación estaba petada de guiris y no había hueco para que pudiésemos comer.

La alternativa que me dio fue que nos fuésemos a un bar que estaba bastante cerca del chiringuito, y que, aunque no era lo mismo, preparaban unos bocadillos de muerte.

Allí estábamos, "Bar La Pepa". Tal y como una excursión del colegio, pedimos unos bocadillos y nos fuimos a comer a la playa. No era lo más glamuroso, se les notaba en la cara a mis amigas, pero cuando abrimos ese envoltorio de papel albal y los probamos, nos alegramos de que no hubiese hueco en el otro sitio.

Llegó Javi y antes de que nos saludase le dije lo mucho que nos habían gustado los bocadillos de "La Pepa". Se empezó a reír y nos contó que llevaba toda la vida yendo a ese sitio. La verdad es que estaba pensando en que los bocadillos estaban buenos, pero no más que él. Extendió su toalla y se quitó la camiseta dejando ver su cuerpo esculpido por los Dioses, me encantaba verlo y sobre todo saber que me lo había follado.

Pasamos un día de lo más completo, nos montamos en unas tablas de Paddle Surf, bebimos cerveza, nos reímos, jugamos a las cartas y lo más importante, y en medio de toda esa diversión, me di cuenta de que me gustaba Javi.

Los días pasaron y llegó el momento de coger el vuelo de vuelta a Alicante, sí, otra vez a mi pueblo. Pero esta vez no volvería para seguir con mi aburrida vida de estudiante de periodismo. Hablaba con Javi todos los días, nos pasábamos playlists de Spotify, hacíamos videollamadas, me decía lo mucho que quería venir a Calpe a visitarme...

En fin, éramos como una pareja, solo que, a diferencia de cualquier otra, nosotros solo nos habíamos visto unos pocos días. Ya nos conocíamos más de lo que nos conocían muchos de nuestros amigos y teníamos una confianza enorme, era como si llevásemos hablando toda la vida.

Cuatro meses después del viaje, a finales de octubre, Javi habló con sus padres y les contó sobre mi existencia. Se tomaron bastante bien que quisiera venir a verme, así que ya no tenía excusas para quedarse en Formentera. Al principio fueron solo dos semanas, dos semanas preciosas, llenas de planes, sueños y sexo. Pero después de mucho pensarlo se nos ocurrió la idea de irnos a vivir juntos, aquí, en Calpe. Claro Aleix, tienes 19 años y eres estudiante, ¿de dónde vas a sacar el dinero para irte a vivir con tu amor de verano?

Javi trabajaba en un bar de copas y llevaba trabajando desde los 16, experiencia le sobraba así que por él no había problemas. Lo hablé con mis padres y me dijeron que lo más sensato era que me buscase un trabajo con el que pudiese compaginar los estudios. Así conseguiría dinero para independizarme y no dejaría de lado la carrera.

Javi se quedó una semana más en mi casa y estuvimos buscando curro para los dos. En tan solo 3 días estaba de camino a unas oficinas para trabajar como becario. No cobraría, pero ya era algo de experiencia y a lo mejor me contratarían, según mis compañeros no se cobraba mal. Para Javi fue mucho más fácil, encontramos un beach club en el que cobraría muy bien por trabajar de barman, con la experiencia que tenía lo cogieron al momento. Yo creo que también influyeron sus bíceps y era preciosa cara. Mis padres encontraron un piso bastante barato cerca de nuestra casa y sin pensarlo dos veces fuimos a visitarlo. Era precioso, un estudio de apenas 60 metros cuadrados, pero las vistas que tenía hacían que nos muriésemos de ganas por vivir allí.

Así empezó nuestra historia, cuatro años de relación,viviendo juntos y compaginando los estudios con un trabajo precario. Un amor del siglo XXI.

Aleix y los demásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora