Érase una vez un hada

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Érase una vez un hada estaba complicada, la pobrecita embarazada debía dar la luz a una pequeña criatura que se movía en su interior. La madre se quejaba de dolor constantemente y ni mencionar las dolorosas contracciones, sofocada de tener tantas miradas a su alrededor que le costaba mantener los ojos abiertos. Pero era lógico… estaba en un centro comercial...

-Señorita, por favor levántese – La cajera quien vio a la embarazada con asombro romper su fuente en el momento, ayudó a levantar a la madre con dificultad hasta el final del pasillo, adentrándola a una habitación. Sin embargo, era la oficina del director.

-¿Qué está sucediendo aquí? – El señor se levantó rápidamente a auxiliar la mujer después de la breve explicación de su empleada - ¿¡Y no era más fácil llamar a una ambulancia que traerla aquí!? ¿¡Lo correcto?! – Sermonea el director duramente, no sólo tenía que ser él; el responsable, si no que todos los que estaban dentro de la habitación… Efectivamente, el director estaba en una reunión con magnates importante de la industria comercial.

-¡Es que era más rápido que usted asumiera la responsabilidad! – Grito la empleada desesperada.
-¡Llamaré a una ambulancia! – Un señor se levantó y a mitad de la llamada las cosas se pusieron difíciles, pues la mujer advirtió que ya venía por lo que todos entraron en pánico.

Otro señor se le acerco a la mujer arrodillándose para decirle… - Señorita, aguante,. La ambulancia llegará en 20 minutos. –
-¡20 minutos! ¡No no, ya no puedo más! –
-Señorita, puje – Dijo la empleada, en ese momento entro en discusión con el director, que tenía que ser el que agarrara en brazos al bebé, que es su responsabilidad decía. El director a regañadientes fue obligado aceptar y se preguntó en qué momento le hizo la vida imposible a esa empleada.
Entre tantos gritos de apoyo, la madre por fin dio a luz. El director, quien sostiene al bebé, lo envolvió con una manta que traía la mujer en su bolso.
-¡Dios mío, mi mujer no me va a creer! –  Felizmente el director pidió que le tomaran fotos, pues esta problemática es de lo más raro que le ha pasado y no podía perder esta oportunidad.
-¿Qué es? –
-Es... es… no lo sé- El director quedó en el aire, no sabía qué estaba viendo – Es extraño…-
-¡¿Cómo que no sabes?! – se acercó quien había llamado a la ambulancia. Ahora estaba en contacto con un sacerdote, planeaba bendecir al recién nacido por videollamada. Todos quedaron perplejos.
-Cariño mío, presencié un parto. – Llamó a su esposa, contándole la gran noticia, una de las cinco personas más que quedaron atentos de la situación. Por supuesto la esposa no le creyó y él mandó fotos, a su vez la esposa compartió la imagen con su familia hasta llegar a hacerse una cadena y ser tendencia. “Embarazada dio a luz en un centro comercial y no saben lo que es”.
Ante la petición de la madre cargar a su bebé, esta sonrió amorosamente y la suave palma de su mano acarició el pequeño rostro, pronunciado el nombre del bebé.

Lucifer Valentine Valhaif.–

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