- Imbécil – solo pudo susurrar el chico aun de rodillas mientras sostenía su estómago con fuerza.
- Tu no eres un hada común... ¡dime! ¿Quién eres? – rugió este mientras levantaba a Lucifer violentamente del cuello de su tunica.
- No se de qué me hablas – apenas contesto débilmente.
- Eres una sangre negra – ¿sangre negra? Eso lo sabia Lucifer, su sangre no era cristalina como las demás hadas, era negra. Pe había preguntado a su madre sobre eso, pero sus respuestas siempre variaban sin ni siquiera asomarse a la respuesta que quería ¿se debe a su padre? Entonces... quien es su padre, nunca de le decía nada de esa persona, era... como un fantasma en su vida.
Ahora Lucifer estaba colgando de una sola mano, Petes con una uña penetro su carne como si le hiciera una incisión. Lucifer gimoteo por el dolor porque le tenia que pasar eso, porque a él, porque a mí.
- ¡Nooo suéltame! ¡Déjame ir! – desesperadamente el niño pedía ayuda por su vida, tenia mucho miedo, su vida realmente estaba en peligro. Una pequeña cortina bajaba por su brazo hasta el deteriorado suelo, con los ojos cerrado mientras se movía. No sabia que estaba por suceder.
Petes acerco el brazo del pequeño hacia unas cuantas macetas, las flores... las pobres flores no solo estaban marchitadas, no es lo mismo que estar en su hogar y una tumba. Pues ahí estaban ella hechas cenizas y muertas... donde alguna vez nacieron para ser bellas. Ahora estaban vivas por la sangre de Lucifer.
Petes abrió sus tenebrosos ojos por asombro, no era normal, no para aquellas floras.
En cuento a Lucifer, este palideció al sentir lamidas y chupetones en su herida. Petes le estaba absorbiendo su sangre como si de ello dependiera su vida, Los gritos escandaloso y lágrimas se hicieron presente.
con todas sus fuerzas Lucifer, aunque sea trato de a propinarle golpes, patadas lo que sea, para salir de ese horror. Pero simplemente no podía,
era... muy débil. y aun mas cuando litros y litros de sangre era absorbido con ferocidad, solo pudo, aunque sea quitarle la manta que cubría a "Petes" ...la entrada de la puerta fue abierta de un fuerte golpe.
Horrorizado More maldijo por lo que veía, y delante de el estaban el profesor Neg y la criatura de mirada profunda rugió cuando se vio interrumpido.
...Un fuerte golpe hizo despertar a Lucifer, pues hacia sido arrojado al suelo desde una altura peligrosa y al abrir los ojos ya no estaba dentro de la choza, el lugar era un desastre, penas y podía reconocer el sitio donde había sido envenenado.
Y una criatura alta y monstruosa cayo no muy lejos de él, mirándolo como una presa, Lucifer reconoció esos malignos y profundos ojos, era el profesor Neg... aun mantenía su desgarrada ropa y esa bufanda roja.
Después de que Lucifer cayera inconsciente, inmediatamente la puerta de abrió impidiendo que Petes siguiera devorando a Lucifer. En ese momento, la bestia salió volando, causando un orificio en el techo, agarraba a Lucifer de un brazo.
El profesor Neg y la misteriosa criatura empezaron una batalla, las artes marciales del Profesor eran increíbles y raras, impredecible. Siempre se acercaba a la criatura lenta y calmadamente intentando por una buena vez por toda arrebatarle el niño que aun aferraba en su agarre, no era simples artes marciales las Habilidosos movimientos de defensa y ataque del maestro, sino que en cuanto tenía al enemigo muy cerca no dejaba que este se apartara ya que se movía como si fuera de goma. Y varias veces debilitaba a la criatura con su puño cubierto de una luz blanca.
Varios de esos ataques de poder cayeron hacia la choza destruyéndola por completo y los pedazos de madera en llama por doquier.
Era una batalla donde solo uno de los dos podía ser el ganador y lamentablemente More quien estaba expectante de la lucha, fue testigo de como de ello, porque sí. La bestia era fuerte, rápida y sabia cuando atacar, lamentablemente More observo como el profesor Neg había sido sujetado del cuello y mordido, lanzando a Lucifer al suelo para una mejor absorción.
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Érase una vez un hada
FanfictionEsta historia se trata sobre un niño llamado Lucifer, enlazado en una desdicha por su mala actitud. Para cosas del destino sobrevivió y sin sus recuerdos de lo que sucedió, lejos de su planeta, lejos de su universo, reconoce el largo camino lleno...