Selva y Trincheras

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Ayer en la mañana despertaré y moriré.

Si cuando el sonido del obús tú oigas y el verdor ahogue mi cuello, mantente alerta,

significará que el enemigo se acerca.

Si en este negro pulmón hecho selva eres capaz de ver mi sufrimiento significa que estás

conmigo.

Si dentro de este tridente enmascarado en sangre y dolor estás conmigo significa que en el

desayuno, mientras la calma reinaba, se engendrará el caos bajo un lascivo estruendo en el que

pereceremos tú y yo.

Las tropas avanzarán desde la tierra de nadie y por sus túneles saldrán oleada tras oleada.

La selva será nuestra tumba, a miles de kilómetros de casa moriremos. La horda nos

consumirá.

Damos nuestra vida por la patria y cuando subamos al cielo y allí no veamos nada Dios no

nos preguntará: ¿Y qué es la patria? Porque moriremos por algo que ni sabemos lo que es, habremos

matado a otro como nosotros que también luchaba por su país y se nos habría prometido el paraíso,

pero el paraíso no existe. Está tan muerto como tú, está tan descompuesto como yo.

Mi cadáver se deshace con el paso del tiempo a millones de pasos del lugar en el que solía

vivir.

Las minas que plantamos ahora ya olvidadas se dedican a amputar las extremidades de los

pobres incautos que viven allá donde nosotros una vez desatamos el infierno.

Mi amigo ha muerto. El hombre más fiel que jamás tendré a mi lado ya no existe. Mis hijos

se han quedado sin padre, mi mujer sin esposo. Se ve obligada a trabajar más de lo que su cuerpo

soporta para mantener a la familia.

Pero mi país, ese que trata a mi mujer como algo inferior a lo que yo soy, puede estar

orgulloso de mi, porque di mi vida por él.

Mi país, ese que no se hizo cargo de mis hijos cuando mi mujer fue violada y asesinada

cuando volvía a casa de su turno de noche, ahora separa a mis hijos en diferentes casas.

Mi país, ese lugar en el que solo tuve el privilegio de nacer, ahora hace que mis hijos se

dediquen al narcotráfico y a la prostitución al no haber sido criados, al no haber podido tener una

educación.

Mi país, ese lugar en el que morí, se encarga de disparar y matar a mis hijos por entrar a saco

en un banco y arramblar con todo por delante, por vender heroina, por fumar crack, por estar en un

barrio equivocado en el momento equivocado, por haber ejercido la prostitución y por haber

insultado a un policia que se estaba sobrepasando con ellos.

Pero no pasa nada, mi país me quiere, cuida de mi, me da la vida y el bienestar y la vida y el

bienestar de mis hijos. Viva mi país, gloria a mi país, el mejor y más glorioso, ese que Dios no

engendró y que él mismo no me dijo porque no lo vi en la oscuridad de mi muerte tras salir mis

tripas de su envoltorio. Viva la patria, viva el bienestar que la patria me da y que ella y solo ella ha

conseguido para mi. Dios maldiga a mi vecino que se aprovecha y aprovechó de mi cuando le pedí

ayuda y me la prestó, Dios maldiga a esos que solo crean jaleo manifestándose en contra de la

guerra por la que yo di mi vida y el bienestar de mi familia.

Dios bendiga este mundo.

Poemario de Bajo Presupuesto y Otros Desvaríos VariosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora