VACÍO

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Aquella noche HyukJae salió del departamento de DongHae con el corazón latiendo a mil, sabía que algo estaba por suceder, lo presentía. No podía tomar las cosas a la ligera, su Madre era un peligro. Había vivido lo suficiente como para saber de lo que era capaz.
Lo último que le dijo a su precioso castaño fue Te quiero... le dió un abrazo, un último beso, y mirando por última vez esos ojitos marrones que tanto adoraba, emprendió el camino a su casa. Durante toda la noche no paró de llover, el cielo parecía estar anunciando algo y eso lo ponía cada vez más nervioso. Maldijo la hora en la que tuvo que nacer en esa familia, lo único que no cambiaría nunca sería a su hermana Sora. Ella era la única persona que lo había cuidado y apoyado siempre y estaba seguro de que en un futuro se largaria de ahí llevando a su Noona con el. Pero por ahora no podía hacer más que esperar, aguantar hasta donde fuera posible, porqué siempre hay una luz al final del túnel ¿cierto? O al menos eso quería creer, por ahora solo cayó de rodillas en el piso y con la impotencia apretando fuertemente su garganta no pudo soportar más y lloró... lloró porqué de pronto sentía que se le escapaba de las manos, lo más bello que le pudo suceder en la vida.

Sentía que podía perder a Donghae y eso lo aterraba.

Desde muy pequeño había aprendido a tolerar el dolor, la decepción, había aprendido a vivir rodeado de frialdad, de rechazo, sus padres nunca habían sido el mejor ejemplo para el. Y estaba bien, el podía vivir con aquello, claro que podía, sin embargo desde que conoció a Donghae todo cambió, por fin le había encontrado un sentido a su vida, por fin había vuelto a sentir los latidos de su corazón, ahora podía sonreír fácilmente y tenía muchas ilusiones, ahora soñaba con un futuro, ahora quería vivir, ser alguien.

Pero lamentablemente todo estaba a punto de irse a la mierda, por culpa de aquella mujer que lo trajo al mundo, aquella persona que juro protegerlo desde que era un bebé. Jamás le importó si era rechazado o lastimado, pero lo que no estaba dispuesto a permitir era que dañen a Donghae.

Pensaba protegerlo a toda costa, aunque eso signifique perderlo

Y dolía, dolía como jamás pensó que lo haría, pero ¿Qué podía hacer? Jamás podría escapar de las garras de su madre, una mujer poderosa con muchas influencias en todo Corea, si ella quería podía destruir a cualquier persona con solo tronar los dedos y eso era lo que más miedo le daba, imaginar que ella podría desquitar su ira, su coraje con DongHae, era algo que le causaba escalofríos y temor.

Jamás se lo podría perdonar.

La cabeza le dolía, las garganta apretaba, su corazón sangraba, su ser entero temblaba. Por primera vez se sintió el ser más indefenso de este mundo. Se acostó en posición fetal y lloró como quizá nunca lo había hecho, lloró por su amor, porque amaba a Donghae y no quería vivir una vida sin él.

El destino era tan hijo de puta que le hizo conocer a DongHae en el momento equivocado, y lo peor de todo sabía que era la persona correcta, su par, su alma gemela. ¿Pero como luchas por el amor de tu vida si ni siquiera puedes luchar por ti mismo?

Era un cobarde, siempre lo había sido.

No supo en qué momento se durmió aquella noche, sólo fue consciente del sonido de la puerta, abrió los ojos con dificultad y se sentó sintiéndose mareado. Después de susurrar un pase, un personal de su madre le pidió que bajara al despacho pues ella estaba esperándolo ahí.  Asintió sin decir palabra alguna y se cambió rápidamente. Atrás quedaba el HyukJae débil e indefenso, si quería enfrentar a su madre debía mostrar frialdad, tal cual ella lo hacía. Una vez listo salió de su cuarto y diviso el de su hermana, dos escoltas resguardan la entrada. Pasó saliva, eso solo significa una sola cosa, aquella mujer que llamaba madre lo quería solo a él.

Infinite Love - EunHae [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora