Capitulo XI: Brutal

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N/A: Ví a muchos comentando que me iba a tardar años nuevamente en actualizar y lo tomé como reto. ¿Cuánto durare en no actualizar esta vaina?

PD: Me gustan sus comentarios. Me animan mucho a seguir.

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"Devil, necesito que me hagas un favor"

"¿Qué me darás a cambio?"

Algo no andaba bien.

Diablo se levantó de su trono, dejando de lado su trabajo de documentos para subir hacía el casino. Todo parecía en orden, clientela regular y sus lacayos atendían como siempre. Miró a un lado el reloj grande que tenía para observar la hora, dándose cuenta de lo tarde que estaba. Tres horas habían pasado y Dice no llegaba con aquellos engendros malnacidos. ¿Cuánto puede tardar uno en sacar a pasear a dos mocosos llorones? Chasqueo de sus dedos y un demonio volando se presentó rápido.

— Informes.

El demonio asintió y rápidamente fue a avisar a sus colegas al infierno, sabiendo que se trataba de la segunda mano de su jefe. Todos se movieron y en cuestión de minutos ya tenían información de lo que ocurría.

— King Dice malherido en la segunda isla. Mugman llorando, Cuphead herido.

No tuvieron que decírselo dos veces cuando una neblina negra abarcó por completó todo el lugar, haciendo más tétrico el casino. El ambiente se puso pesado y nadie quiso moverse o respirar tras la presión terrorífica que estaba haciendo el propio amo y señor el Inframundo. Lo único que se pudo observar era como aquella neblina se escapaba por la gran puerta principal hasta perderse en el viento de las afueras.

Aún después de que el Diablo se fuera, nadie se atrevió a entablar palabra cuando aún sentían la bilis sobre su cuello.

&

— ¡Rindete, King Dice! ¡Deberías sentirte agradecido de que estamos siendo gentiles!

— ¿Gentiles?

Dice rio sin gracia. Sobre el suelo se hallaba Wally, casi sin plumaje y desangrándose de sus patas; Ribby y Croaks estaban inconscientes apilado uno con el otro en alguna otra esquina del suelo, moribundos y desorientados; Goopy era ahora una maldita tumba rota incapaz de volver a levantarse de nuevo. El único que quedaba de pie era Brineybeard, cargando consigo un gran cañón pesado y armado, con un brazo roto, el cuerpo moreteado y a punto de perder otro ojo.

— ¿Por qué tanta protección a esos niños? ¿¡No quieres deshacerte de ellos!? ¿¡Volver a ser temido y respetado como antes!?

— ¿Qué es esto? ¿Psicología inversa?

Dice volvió a reír, poniendo todo su peso en sus piernas temblorosas. Atrás suyo estaban los hermanos taza, llorando y chillando con voz ronca luego de haber estado gritando de temor y dolor por largo rato. Ver a su cuidador tan mal le dejó otro trauma a su vida, en especial por como había una herida sangrando por el costado del dado, sosteniendo de ella para intentar detener la hemorragia, siendo en vano por como pequeñas gotas de sangre bajaban hasta tocar suelo.

Dice sentía su cuerpo débil. No fue fácil luchar con tantas personas a la vez, en especial protegiendo a dos llorones que le empezaban a preocupar el hecho de que se escuchaba ronco. La asa de Cuphead estaba rota, no aguantaba escuchar sus berridos.

Debía de permanecer en pie y no dejarse caer por mucho que su cuerpo quería ceder. Su boca sangraba, la cabeza por igual, tenía seguramente su hombro dislocado y en su vista pequeñas manchas negras aparecían cada cuánto. Debía de aguantar hasta ver a ese maldito pirata en el jodido suelo, herido o muerto, no le importaba.

Los hijos del diablo... ¿Y el dado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora