Capitulo VII: ¿¡Que esta pasando, Doctor García!?

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Usualmente no jugaba partidas de póker, y menos él, que es conocido por su muy 'buena suerte' al ganar cada juego ¡Y mucho menos una partida amistosa! Y no podría utilizar sus trucos o engaños al no ser una partida oficial, siendo que no servirían de nada si no dan dinero, además de que se arriesgaba a que su rival le descubriera en plena finta. Como odiaba hacer partidas amistosas

Pero no podía quejarse, ya que quién tenía en frente de la mesa era alguien de buenos recursos y dinero, muy buen dinero.... Demasiado dinero. Le haría bien al casino tener otras cosas más y unas cuantas reparaciones sin gastar ni un solo centavo sacado del negocio si aquel tipo le gustaba el como jugaba él

Era el maldito mismísimo Diablo. ¿Acaso le estaba diciendo pobre indirectamente?

Quemaría su empresa si se osaba a siquiera pensar algo así

-Es un bonito casino el que tiene -Dijo el tipo riquillo de traje negro, sonrisa ladina y un sombrero del mismo color que su ropa; era un gato y su mayordomo un perro. Qué ironía-

-Gracias -Fue lo único que dijo, fumando su segundo puro del día. Se preguntaba el como estaba Kong Dice o los mocosos. Dónde quebraran algo los iba a...-

-Supe que adoptó dos niños

Salió de sus pensamientos al escuchar aquello, tornándose algo pesada y seria la cosa. El mayordomo de su contrario lo supo, porque con tan solo cambiar de tema, y justo ese, hizo que se posará aún lado suyo para protegerlo de cualquier cosa

Qué fieles son los perros, pero él tiene algo mucho mejor y no es un estúpido pulgoso

-¿Y que con eso? -Hablo, soltando el humo retenido en su boca-

-Solo quiero estar seguro el para que los necesita

-¿Y por que tendría que contárselo?

-Por que soy yo quien puede bajar su reputación con ello. No solo eso, ¿qué dirán los noticieros cuando sepan que el Diablo robo a dos niños de un pobre anciano, matándolo al instante? Todos se irán en su contra y usted solo no podrá contra un pueblo entero, aunque tenga a sus empleados

Golpeo la mesa con su gran mano, encajando sus garras en la madera y casi rompiendola por el impacto. Sus ojos echaban fuego y su puro lo había tirado en alguna esquina del lugar del casino

-No diga mierdas que no son ciertas

Se levanto, hecho una furia, tirando la mesa con juego a medio acabar. Se puso nuevamente su gabardina, saliendo rápidamente del lugar antes de que lo quemará

-Señor Diablo

No sé detuvo. Apretaba sus dientes con fuerza. Podía sentir la sangre de su lengua al ser mordida por uno de sus caninos

-La mejor opción sera abandonarlos, señor Diablo

-....

Aquel gato había cabado su propia tumba

&

Estaba cansado, pero por alguna obra del infierno los hermanos taza se habían dormido más temprano de lo normal. Tan solo arreglaba unos últimos papeles y se iría a acostar; después de todo, su jefe tardaba en esos juegos cuando él no iba a acompañarlo

Miro por unos momentos al ventanal, observando la luna llena brillando en el cielo oscuro iluminado por estrellas. Luego, su vista fue a parar al extenso mueble donde dormían los bebés, tapados por una cobija y abrazados mutuamente

No pudo evitar quedarse mirando aquella escena

Tampoco se dio cuenta de la pequeña sonrisa que se formó en sus labios

-King Dice

Solto unos papeles por el susto, atrapandolo al instante. Por poco y sacaba sus cartas para defenderse del intruso que osaba asustarle, así que tuvo que retener una cara de profunda molestia cuando volteo a mirar a su jefe

-Bienvenido, jefe. ¿Como estuvo su juego?

-Cállate

....¿Ok? Mejor no preguntar y quedarse callado. Siguió mirando los papeles en sus manos, ignorando la presencia del Diablo

-¿Mocoso y Engendro se durmieron?

-Pense que le había puesto Cuphead y Mugman

-Yo les puedo cambiar el nombre cuando yo quiera

Rió. Su jefe era tan bipolar cuando se lo proponía

-Lo que usted diga, jefe -Sonrio con burla. Al fin y al cabo estaba de espaldas de su jefe, no podría ver qué se está burlando de él así que...-

Sus pensamientos callaron, su corazón se exaltó y un sonrojo apareció en su rostro al sentir el como Diablo recargaba su cabeza en uno de sus hombros, sintiendo el como la cola se enrollaba gentilmente en su cadera

-¿S-señor?

-Dije que te callaras

No dijo nada más, tratando de concentrarse en los documentos, pero el nerviosismo y bochorno de la situación, además de mil dudas en su cabeza le hacían difícil su trabajo. ¿Qué estaba pasando?

Se quedó quieto, sin mover ni un músculo. Sintió su corazón palpitar tan rápido que temió que el contrario le escuchase

-Bonita luna, ¿eh?

Se sobresalto al sentir el aliento caliente del mayor sobre su espalda

-S-si... -Fue lo único que dijo, en un murmullo apenas audible para ellos dos por la cercanía-

-Y es hora de dormir

-Aja...

¿Acaso Diablo le estaba proponiendo...?

-Voy a dejar a los mocosos en tu cuarto

....

¡De ninguna manera! ¡Esto no es cierto! ¡Diablo no... Diablo no sería capaz...! ¡Mierda, claro que lo sería! ¡Era el mismísimo Satanás!

Sintió el como su jefe se separaba de su cuerpo, y luego, la gabardina negra sobre sus hombros

-Prepara mi cuarto por mientras -Le ordenó, con bebés en brazos y yendo a dejarlos a su cuarto-

Pudo suspirar aliviado. Al menos no era lo que pensaba, con eso lo decía todo. Acato la órden, déjando los documentos en el escritorio y yendo a preparar la cama para su jefe; parecía un niño y su madre si lo ponemos de otra forma

Más no pudo evitar envolverse con la prenda sobre él, aspirando el aroma a tabaco y colonia impregnada

¿Qué mierda le estaba pasando a su jefe?

No, mejor pregunta. ¿Qué mierda le pasaba a él y porque le gustaba?

Los hijos del diablo... ¿Y el dado?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora