— 𝗦𝗮𝗻𝗴𝗿𝗲 𝗣𝘂𝗿𝗮 —𝗛𝗮𝗿𝗿𝘆 𝗣𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿 𝗔𝘂!
Una semana después del día más extraño que Lolito había experimentado en su corta vida, una señora con un carrito irrumpió en su compartimento, sacándolo del estado de letargo en el que había estado desde que se despertó.
Bien, estaba mintiendo. La señora con el carrito no lo saco de su estado letargico, lo hizo la punta (Bastante afilada) del zapato de la señora bruja que chocó contra su pantorrilla, lo cual, hizo que Lolito (Que estaba teniendo un ensoñación bastante realista de lo que pasaría con su cuerpo si decidiera tirarse por la ventana en ese mismo instante) se sobresaltara y maldijera por lo bajo.
Lentamente, aún con la sensación de embotamiento presente en sus extremidades, Lolito volteó a ver con un rostro ligeramente desorientado a la señora bruja. — ¿Por qué? — Preguntó con voz ligeramente más aguda de lo normal; al hacerlo le picó la garganta ¿Hace cuánto que no hablaba?
Ella levantó una ceja en su dirección. Lolito parpadeó lentamente, sintiendo los ojos resecos, esperando una respuesta, (¿Cuando fue la última vez que parpadeó?), a lo que ella respondió levantando su ceja aún más alto, con aún más pragmatismo (Si es que era posible).
Fue entonces cuando se dió cuenta de la señora con el carrito, y al verla un escalofrío le recorrió. Ella le sonreía amablemente con dientes torcidos y amarillentos, sus ojos eran negros y brillantes y su carrito estaba lleno de comida humeante y dulces que le recordaron a esa vez que vió Willy Wonka a las tres de la tarde un domingo de verano por Antena 3, porque hacía demasiado calor para estar afuera fumando porros, incluso si se quitaba la camisa.¹
— ¿Empanadas de calabaza? ¿Calderos de chocolate? ¿Grajeas de todos los sabores? ¿Que se te antoja, cariño? — Le dijo ella, y Lolito, otra vez, parpadeó muy lentamente. No sabía si era porque se había sentido extrañamente mareado todo el día, o porque tendía a pensar cosas extrañas en momentos no afortunados, pero su presencia le generaba cierta inquietud; Podía decir que si en algún lugar del mundo exista o haya existido algún Hansel o alguna Grettel, así fue como se sintieron cuando la bruja les quiso dar de comer hasta engordarlos.
Muchas cosas pasaron por la mente recién despertada de Lolito en ese instante: ¿Me quiere engordar para comerme? ¿Por qué tiene cara de maniquí? ¿Que hago con mi vida? Tengo depresión ¿Que tan malo puede ser arrojarse de un tren en movimiento? Me cago en Pedro Sánchez, etc, etc, etc.
Sin embargo, llegados a este punto, creo que se necesita un poco de contexto de cómo él: Manuel Fernández (Alias Lolito), de 16 años, residente del barrio Las dos hermanas en Málaga, terminó en un tren mágico, con cosas mágicas en una caja mágica, a punto de decidir si quería comer una empanada mágica de calabaza mágica, ó, en todo caso, una rana de chocolate con (Presunto) chocolate mágico, o (Presunta) rana mágica, hechos por (Quizás) una señora que no era del todo humana, o en todo caso, algo no humano con aspecto de señora.
Así que, retomemos.
Casi una semana después de que Lolito decidiera abrir la puerta de su casa a una completa extraña vestida de bruja a las tres de la mañana, se encontraba redoblando sus sábanas de la suerte² por quinceava³ vez esa esa tarde, cuando, su hermana, Vanessa, entró por su puerta con una cara que no presagiaba buenas cosas (Al menos para Lolito).
Bien, eso era forma jodidamente amable de decirlo. Incluso segundos antes de que supiera lo que le venía encima, había podido sentir sus pasos furiosos subir las escaleras, luego sus manos aún más furiosas abrir su puerta de golpe y despues verla entrar, cerrar su caja⁴ de una patada y mirarle como si tuviera cinco segundos para explicarle porqué había sido encontrado en la frontera de Cádiz con Gibraltar vendiendo bloques de cocaína a personas sin dientes.⁵
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𝗟𝗢𝗟𝗜𝗧𝗢𝗣𝗟𝗔𝗬𝗦 𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦
FanfictionUn montón de One Shots únicamente centrados en Lolito y Auron, en diferentes universos, y con diferentes dinámicas. Xd