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— 𝗔𝗻𝗵𝗲𝗹𝗼 —

𝗞𝗮𝗿𝗺𝗮𝗹𝗮𝗻𝗱 𝗔𝘂!

— ¿Mi niña? 

La pregunta floto como un eco incómodo por toda la iglesia, haciendo que todos se removieran en sus lugares y se mirarán unos a otros, la incertidumbre aflorando como una pequeña punzada, la sonrisa de Mangel trasbillando con duda hiriente.

— ¡Lolito! — Susurró Rubius, dándole un carraspeo fuerte y claro, que rebotó por cada esquina y rincón del lugar.

Auron contuvo el aliento, mirando al pelirrojo con una mirada indescifrable.

Él parpadeó lentamente, saliéndose de una ensoñación sobre posibilidades lejanas del corazón a kilómetros  de la imaginación de cualquiera, volviendo a la realidad sudando frío y mirada atormentada.

— Hombre, vuelve aquí eh, que estás en tu gran boda, pero no te culpo, esto muy surreal ¿No? — Dijo Rubius, riendo ante lo que obviamente no era el mejor de sus chistes (Si es que en realidad lo era) mientras toda la pesadez de la habitación caía sobre él como un balde de alguna bazofia que rebotaba de las manos de todos ante el rechazo general de quedársela por mucho tiempo.

Lolito no asintió ni negó,  y mientras todos lo miraban fijamente, sus ojos no se movieron nunca de Mangel, agobiados.

— L-lo siento. — Susurro y luego se fue corriendo de allí como si la vida se le fuera en ello, dejando a Mangel y a una multitud completamente impactados.

Hay un amor tan triste
En lo profundo de tus ojos, una especie de joya pálida
Hay un corazón tan engañado
Latiendo rápido en busca de nuevos sueños
Un amor que durará, dentro de tu corazón.

••••••••

Auron lo vió correr con suspicacia justo antes de que todo se fuera a la mierda.

Los murmullos empezaron junto a las miradas indignadas, un grupo de personas arremolinándose como pirañas curiosas al rededor de Mangel mientras esté parecía apenas poder asimilar la situación, antes de que Luzu se lo llevará de allí con ayuda de Vegetta.

Realmente no sabía cómo sentirse, por un lado, sabía que era un egoísta de primera generación, sabiéndose imposible de sentirse mal por Mangel incluso cuando sabía que ahora él realmente lo había intentado con Lolito; Por otro, y en consecuencia, estaba confundido, sabiendo que ellos estaban mejor que nunca; Y finalmente, en un recóndito pensamiento pasajero que lleno su pecho de una sensación extraña, se dio cuenta de que, quizás, Lolito había dejado a Mangel por él.

Con eso en mente salió corriendo por el mismo camino por el que antes había pasado exhudando remordimiento y dudas, dejando atrás a un tumulto que parecía siempre juzgar al que parecía más loco de la situación, siendo incapaces de ser amables más con aquellos que creen que son merecedores, y Auron no los culpaba. No podía. Él mismo sabía que la imparcialidad era una cualidad inherente en todo ser humano, incluyéndolo a él.

Corriendo tras una persona inestable, se preguntó en qué clase de ser humano se convertía al saberse indiferente ante el novio dejado en el altar, y una molesta voz en su cabeza, le recordó casi de forma burlesca que eso lo hacía alguien enamorado.

Enamorado de una persona prohibida.

Un último recuerdo de Luzu le llegó a la mente como un rayo de cordura, recordándole que él le estaría esperando pacientemente en la iglesia hasta su regreso, sin embargo, el sentimiento de familiaridad ante los cabellos pelirrojos y enmarañados que reconocería en cualquier lugar, le hicieron apartarle de su mente casi de inmediato.

𝗟𝗢𝗟𝗜𝗧𝗢𝗣𝗟𝗔𝗬𝗦 𝗢𝗡𝗘 𝗦𝗛𝗢𝗧𝗦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora