CAPÍTULO I A "En busca de una nueva vida"

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Corría el año de 1775 en la ciudad de Liverpool.

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Estaba junto a Oscar Lebbru, mi mejor amigo— el es una cabeza y media mas alto que yo, cabello negro, ojos cafés grisáceos, mentón definido, labios rojos, una mandíbula bien definida, tenia el cabello semi largo , tenia 16 años y era bastante varonil—. Los dos solíamos jugar en el jardín de mi casa. El único lugar de mi agrado en Liverpool, pues para ser sincera, la ciudad no era un lugar muy bonito en ese año.

La casa era todo un tormento, teníamos que empacar todo. Nos iríamos en busca de una nueva vida, más unidos que nunca. 

Oscar se dirigió a mi

—¿En qué barco van a viajar? ¿Ya eligieron?

—mi padre dejó que eligiera, por supuesto, elegí mi preferido  "La princesa de Harael"

Yo tenía 15 años en ese entonces, tenía el cabello negro azabache, largo y ondulado, labios rosas, mejillas rosadas, herede los ojos de mi padre, bastante "formalita" no es algo que me gustaba pero era el siglo XVIII así que, bueno, tenia que "cumplir", un cuerpo "normal" para la época. —A pesar de que llamaba a Oscar por su apellido, la amistad era hermosa, bromas, risas, carcajadas, sus tontos chistes, juegos, secretos, todo era lindo.

Oscar me hizo una pregunta la cual sigo recordando pero recuerdo mejor mi respuesta tan tonta.

— María, tu crees en la brujas, hombres lobo, hadas, sirenas, fantasmas —se acercó y me susurro— en vampiros

—Di una sonrisita burlona —Ay Lebbrú, por su puesto que no, en lo único que creo de toda la sarta de tonterías que acabas de decir , es en los fantasmas, fantasmas que crea la gente, que dicen ser de pasado y en su presente los persiguen sin perdón alguno

—Tu familia no cree en nada de eso, es más se burlan de aquellos sobrenaturales

—¿Por qué dices tal cosa?

—Van a construir un pueblo en una isla la cual los que han pisado jamás han vuelto. El único sobreviviente regreso loco, hablando de bestias las cuales era imposible ver. Cada vez que desaparecía uno de sus camaradas, se escuchaban gritos de sufrimiento, dolor y angustia, sus cuerpos jamás fueron hallados. Ni un solo rastro. Y— lo interrumpí

—¡Basta!, no se trata de una burla, mi padre escogió el lugar por su ubicación, será extraordinaria, arriban barcos de doquier. Y bueno, será un pueblo pesquero, el lugar es abundante en cardumen. Esto será un éxito para todos los habitantes

Llegó Bridget, mi prima. Gracias a sus padres —mis tíos— mis padres se unieron en matrimonio. Los padres de Bridget, Conor Timberlke y Madeline de Timberlake comenzaron una relación a los quince años, en una tarde de otoño. Mi tío Conor le presentó a mi padre —Baret— a la joven y hermosa Audrey, hermana de Madeline. Dos hermanos perdidamente enamorados de dos hermanas.

Bridget —en aquel entonces— tenía 16 años, era, de cara redonda, cabello plateado—siempre le gusto el cabello de su madre, así que quería imitarlo— ojos grandes y verdes, cejas definidas, labios rosas, y pestañas grandes y unos centímetros más alta que yo.

Bridget no estaba tan emocionada por el viaje, sus padres y ella se irían a vivir al pueblo que fundarían mis padres. No los íbamos a dejar en Liverpool, pues mi tío Conor no tenía un trabajo ni generaba ingresos.

Bridget dijo molesta

—¿Por qué tenemos que dejar liverpool e irnos a esa isla desamparada?. ¿No podíamos irnos a Inglaterra, Italia u otro lugar?

—Sois una familia pesquera... o bueno el señor Baret y la Señora Audrey y prácticamente María

—¿Qué quieres decir con eso?

—Que los padres de María necesitan una isla fuerte en pesca para el pueblo que fundarán

—Así es Bridget, la isla será un pueblo pulcro, económico, próspero, pacifico y lleno de luz. En cuanto el pueblo esté de pie será magnífico. Te aseguro que estarás cómoda y no querrás irte

— Bridget río— ay prima, basta de darte alzas con ese pueblo que alzaran tus padres. Aún no a llegado el momento indicado, pero se que mis padres tendrán el dinero y construirán un pueblo mejor al suyo

— Se que con esfuerzo lo lograran. Eres mi familia deseo que haya prosperidad con tus padres.

Bridget volteó los ojos y dirigió su mirada a la copa de los árboles. Oscar se notaba incómodo y decidió hablar

—Bueno, María, quieres dar un último paseo por la noche. Mañana nos vamos y se que la mansión que tendrán será mucho mejor a esta casa y con hermosos jardines, pero no sería malo darle un último adiós a la casa de tu abuelo.

—Bien, Lebbrú, nos vemos esta noche. Te estaré esperando, por el momento entraremos a la casa que nos están llamando.

Bridget se quedó frustrada por lo que dije

—Joven Lebbrú joven Lebbrú, tonta decencia ¿Por qué no le habla por su nombre?

Yo soy más hermosa que María, ¿por qué Óscar no me da una oportunidad? es más ¿Por qué la vida no me da lo que merezco? mi familia debería estar fundando ese pueblo y ser ellos quienes dependan de nosotros para vivir... María, no sabes cuanto te odio, deseo que los cuervos vengan a arrebatarte los ojos.

Llegamos con mi madre que parecía tan tranquila a pesar de estar dirigiendo todo lo de la mudanza.

—buena tarde señora Audrey, me despido de usted, tengo que seguir empacando mis pertenencias.

—Está bien Oscar, cuídate. Tu padre seguirá unas horas más con mi marido

—Bien, gracias. María, buen tarde tengas, vengo en la noche

—Aquí lo estaré esperando joven Lebbrú—dije burlona—

—Que se te ofrece madre, porque tu llamada

—Oh tu padre y yo queremos hablar contigo sobre el pueblo

Mientras caminábamos hacia su estudio jamás me imagine lo que estarían a punto de decirme

—Siéntate, María—hablo mi padre— el señor Lebbrú y yo estábamos hablando del nombre del pueblo. Durante el recorrido que hemos pasado para fundar el pueblo he pensado en el nombre de este, pero ni la luna más bella me ha inspirado su nombre. Dime, María, ¿Cómo quisieras que se llamara el pueblo?

Mire a mi padre y madre con sorpresa, pero ellos solo sonreían esperando una respuesta

—Bueno, padre, ¿por qué me lo preguntas a mi?

—En momentos difíciles mi familia, ustedes, son mi mayor inspiración, tu madre y yo compartimos la misma inspiración, tu, y solo pienso en tu nombre para el pueblo "pueblo pesquero María"

—No, padre, no uses mi nombre

—¿Por qué?

—Simplemente, sería algo que nos une a los tres, pero que pasara con nuestros familiares futuros, para ellos no sería algo significativo. Es un gran halago que pidas mi opinión y mejor aun que quieras que el pueblo lleve mi nombre. —suspire— Déjame pensar, será un nombre que nos identifique a todos, te lo aseguro.

—Hija, se que el nombre que elijas será el apropiado y perfecto

—Gracias padre.

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