Three.▲

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La novena sinfonía de Beethoven llega a mis oídos, lo que significa que es hora de levantarse. Adoro despertar así, es placentero y relajante. Otros adolescentes prefieren canciones más movidas, pero a mí eso solo me daría dolor de cabeza y no querer levantarme.

Apago el móvil después de levantarme y deslizo mis pies en las zapatillas de lana. Adoro esas zapatillas, desde que mi madre me las regalo por mi duodécimo cumpleaños no me separo de ellas.

Me dirijo al baño mientras recojo mi maraña de pelo en un moño alto tras haberlo peinado. Dejo que el agua fría se acumule en mis manos en forma de cuenco para después hundir la cabeza en ello. Un escalofrío recorre mi cuerpo entero al notar el frío contra mis cálidas mejillas. Me seco con una de las toallas que debió dejar el señor Mouse, suaves y finas, no raspan apenas la piel... Y tiene una especie de bordado en la esquina. Una A.

Lo miro extrañada y después lo palpo, es hilo de oro. ¿Que hace una toalla de hotel de 5 estrellas en un apartamento que se supone que es para estudiantes? Quizás es la inicial del nombre del señor Mouse. ¿Albert? ¿Albertini? Ángel? ¿Alan? ¿Arthur? Arthur Mousse, si, queda bien.

-April.- oigo como Laurie me llama desde de la cocina.- Voy a salir ha terminar de comprar los libros que me faltan y después me pasaré por alguna tienda, así que no creo que venga a comer.

-Oh, está bien.- dejo la toalla sobre el lavabo para ir a la cocina.- Yo comeré fuera también, no me apetece estar haciendo comida.- río

-Voy a poner una lavadora, ¿quieres que meta algo?- pregunta Laurie mientras trae un cesto y mete su ropa.

-Si por favor, la ropa del viaje apesta.

- La mía también. Odio viajar en tren, hace demasiado calor dentro.

Ambas reímos y nos contamos alguna de nuestras experiencias del viaje a Londres. Al parecer ella también es de un pueblo de Inglaterra y esta aquí por la misma razón que yo, el precio.

Tras poner la lavadora, Laurie se marcha a realizar su lista de tareas mientras yo vuelvo al cuarto para cambiarme. Quiero salir a conocer la ciudad antes de empezar mañana con el primer día de universidad.

Me pongo una blusa blanca metida por dentro de unos pantalones negros de cintura alta. Suelto mi pelo del moño y lo revuelvo un poco, finalmente calzo unas manoletinas y una pequeña medalla de oro al cuello.

Me dirijo al baño para asearme un poco. Ya que, a pesar de haberme duchado ayer, un poco de desodorante y colonia no le hacen mal a nadie. No me importa el ir mal vestida, pero si hay algo que odio, es oler mal.

Cuando voy a coger la toalla que he usado antes para colocarla de nuevo me doy cuenta de que no está. Frunzo el ceño extrañada y miro en el suelo por si se ha caído, pero nada. ¿Donde narices esta esa toalla? Hace un segundo estaba aquí. Quizás Laurie la cogió para lavarla. Si será solo eso...

***

Camino por las calles de Londres, hoy no esta tan despejado como ayer, pero es agradable pasear. Mis ojos no pueden evitar fijarse en cada rincón de esta magnífica ciudad. Adoro el estilo arquitectónico de las fachadas de las viviendas, me recuerda a la película de Mary Popins.

Decido sentarme en una de las terrazas y pedir chocolate caliente. Da igual la estación del año, si hace frío o calor, adoro tomar chocolate caliente. Bueno, adoro el chocolate en todas sus formas, incluso en polvo. Me encanta comer el cola cao a cucharadas, aunque la mitad de las veces acabe tosiendo porque me atraganto con el polvo.

Me siento en una mesa de dos a pesar de no ir acompañada, aunque eso termina pronto, ya que una chica se sienta en la silla libre.

-Hola.-sonríe.- soy Holly.- me tiende una de sus manos para iniciar un saludo, el cual correspondo con otra sonrisa.

-April.- asiento con la cabeza mientras vuelvo a coger mi chocolate.

-No eres de por aquí ¿verdad?

-No, soy de Cheshire, pero he venido aquí para continuar con mis estudios en la Universidad de Londres

-¿Enserio? ¡Yo también voy! Solo que soy un curso superior, este es mi segundo año.

-¿Que estudias?- me atrevo a preguntar a la joven de pelo oscuro, y tez pálida. Me fijo en sus ojos azules profundos que se encuentran tras unas gafas hispter negras. También cabe destacar su considerable altura, poco más y medirá dos metros.

-Administración de impresas.- responde moviendo su pelo y colocándolo. Se ve liso y brillante.- ¿Y tú?

-Probaré suerte con la carrera de enfermería.

-Tranquila, seguro que te irá bien.- se levanta de la silla. Madre mía, es más alta de lo que pensaba.- Mañana nos vemos ¿no? Tu primer día será muy gracioso, y cuidado con las novatadas.- me sonríe y después se despide. Una chica encantadora, estará bien tener alguna ayuda los primeros días.

***

Tras volver a casa estuve ordenando algunas cosas de la casa. He encontrado un collar de plata con una pequeña A colgando del final, he decidido quedármelo, será de algún antiguo inquilino, pero no tiene pinta de que vaya a reclamarlo.

Lo dejo sobre la mesita de noche para ponérmelo por la mañana y salgo a la cocina para cenar con Laurie. Pizza de jamón york y queso, mi favorita.

Dejo a Laurie seguir cenando ya que es muy lenta en cuanto al tema de comer y vuelvo a mi habitación para coger las cosas y meterme a la ducha antes de dormir. Si hay algo que me gusta es darme una buena ducha después de todo el día, e ir limpia a la cama.

Cuando busco el estuche de las lentillas en el cajón de la mesilla compruebo que el collar de la A ya no está.

Frunzo el ceño extrañada y los busco por toda la habitación. Incluso pregunto a Laurie, pero es imposible que ella lo viera, no ha entrado a la habitación.

En ese momento un escalofrío recorre todo mi cuerpo haciendo que se tense y mi piel se erice.

En la toalla había una A bordada, el collar tenía una A y ambas cosas han desaparecido. Salgo rápidamente al balcón de mi habitación y, ahí estaba, como la noche anterior, la silueta negra.

Sweet Innocence [HS] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora