Día 4

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Día 4

Sergio

Después de por fin comer algo adecuado, nos llevaron a otra celda, esta tenía dos camas en lugar de una, pero igual de pequeñas e incómodas, nos habían dejado nuestras maletas, lo que me pareció muy extraño, también pudimos ver algunas cosas de necesidades básicas y de limpieza en el baño, todo este cambio me generaba más dudas sobre lo que nos harían o lo que querrían que hiciéramos, no me tranquilizaba en lo más mínimo.

Max se dejó caer en una de las camas sin hablar y sin mirarme, era seguro que se sentía incómodo, ese beso que nos dimos fue por mucho, más apasionado e intenso de lo que pensé que sería, le había dicho a Max que sus labios eran suaves y vaya que lo eran, también creí que podía funcionar que pensáramos en alguien más, sin embargo eso sería difícil dado que ninguno de los dos cerramos los ojos, no sé porque Max no lo hizo, yo en cambio fue para evitar darle más intimidad al acto, pero de alguna forma resultó de manera contraria, quería sólo realizar la acción y no sentir, pero eso de allá fue un subidón de adrenalina y pasión, mi cuerpo se llenó de una emoción desconocida, todo desapareció y únicamente disfruté absolutamente de la boca de Max, tan apasionada y caliente, tan intensa y sin duda que me llevó al cielo.

Pero ahora recostado en esta horrible cama me llené de culpa, no debí haber disfrutado de un beso con otro hombre, de un beso con nadie en realidad, mi familia y mi esposa estaban en casa preocupados por mi y yo disfruté de besar a mi compañero de equipo, tan fuertemente que por un segundo no quise soltarlo, toda esta situación era tan extraña, pero sin duda y poco a poco Max causaba ciertas cosas en mi cuerpo, no era algo que pudiera explicar del todo, pero esa ocasión en la que compartimos esa bebida fue para recordar, una emoción desconocida y eléctrica recorrió mi cuerpo ese día y no iba a negarlo después de lo que sentí hace un rato, era tan extraño porque no podía decir exactamente que sentía y tampoco podía estar seguro si la desagradable situación que vivimos aquí provoca cierta influencia en mi mente, Max es la única persona a la cual aferrarme ahora, necesitaba despejarme por lo que decidí tomar una ducha, la esperanza murió en cuanto por más tiempo que esperé nunca salió agua caliente, odiaba con el alma las duchas frías pero no tenía más remedio.

No sé cuánto tiempo pasé recostado en la cama y sin poder dormir, todo daba vueltas en mi cabeza, me sentía tan impotente, no tenía forma de saber si existía algún tipo de escape, siempre nos cubrían los ojos para llevarnos de un lugar a otro, de pronto en medio de la obscuridad Max habló.

Max -¿Checo estás despierto?

Sergio -Sí, no logro dormir.

Max -Yo tampoco, siento haberte ignorado todo este tiempo... me siento muy incómodo con todo esto, pero no quiero estar raros entre nosotros.

Sergio -No te disculpes Max, entiendo que esta situación es muy extraña pero yo tampoco quiero que estemos mal entre los dos, aquí y ahora sólo nos tenemos a nosotros mismos.

Max -Lo sé, pero no se cuánto tiempo seré capaz de resistir estar aquí y no explotar.

Sergio -Yo tampoco sé cuánto puedo resistir Max, pero debemos ser fuertes, no pienso resignarme a quedarnos aquí, voy a buscar la manera de salir.

Max -¿Y si te lastiman Checo? No podría con eso.

Sergio -Lo haremos poco a poco, intentaremos que nos lleven con los ojos descubiertos.

Max -Estoy tan agotado, pero no quiero dormir, no quiero abrir los ojos y ver que seguimos aquí.

Sergio -Debemos intentar descansar, para tener la mayor energía, al menos estamos juntos Max, me angustiaba tanto no saber como estabas.

Sergio y Max ¡Perstappen!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora