୧Limitaciones de Placer୨∘˚˳°ꨄ︎

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Esa sensibilidad que se prende al cuerpo mismo ante tal acción sensual del contrario, me daban escalofríos como si fuera fiebre. Una escandalosa fiebre, fuera de control. Mientras que los dedos trataban de trazar un patrón inexistente sobre mi piel, buscando una dulzura para satisfacer la sed del desespero de dominación ante la carne. Mi carne. Que brillaba bajo la tenue luz del escenario del bar. Parado ante mí, con una media sonrisa en su rostro al ver mis reacciones bajo su toque.

Eres hermoso. ─había dicho antes de deslizar mi bata colorada y así desnudarme delante del público, que seguía expectante a nuestros movimientos. Me obliga a posicionar como perrito sobre la pequeña cama antes de que dos de sus dedos se escabulleran por entre mis nalgas, acariciando suavemente mi entrada antes de adentrar con agresividad y quitarme gemidos de la boca.

Ahh~

Esos dedos arremetieron mi ano con un poco de dificultad por lo estrecho que estaba. Aunque el público parecía disfrutar mucho al ver mis expresiones de dolor y placer. Sus dedos giraban en círculos mientras entraban y salían con lentitud, los cuales me hacían retorcer en el lugar. Mis gemidos no se hicieron esperar, si bien nunca terminaba rápido, el placer llenaba mi pecho y quería más de ello. Mis hormonas se habían activado. ─Ahh~ Mmm~

Cuando sumó un tercer dedo a mi orificio, mis paredes se contrajeron con exquisitez, deseando algo más grande por el cuál ser poseído. Un deseo más grande, ancho y largo. Él gruñó en respuesta ante mí travesía, lo que me excitó mucho más. Mi próstata necesitaba que la golpearan con salvajismo para llevarme a la locura esa noche. Y se lo pediría a ruegos si fuera necesario.

Levanté un poco más mi trasero, buscando una posición para que le facilite la intromisión hasta llegar a la profundidad de mi agujero. Se sentía caliente. Hot.

Te quiero para mí solito. ─declaración ardiente junto al público siempre me emociona; más de lo que puedo admitir.

Ohh~ dame duro~ ─exigí abriendo más mis piernas; una corriente de aire sobrepasa por mi intimidad. El hombre posa sus manos en mis nalgas, cubriéndolas un poco, hasta que el manoseo se hizo presente. Me estaba acariciando lentamente con las palmas de las manos frías, lo cual le daba un toque mágico al rozar con mi piel ardiente. ─¡Por favor~ follame, follame que no aguanto más~!

El que tenía todo bajo control, sonríe mostrando su dentadura perfecta. Blancos y firmes. Con un aura de dominante elevado.

Tranquilo. Lo haré de todas formas. ─sentenció complacido. Al parecer, era una presa fácilmente de atrapar. ─Y te haré retorcer de placer bajo mi cuerpo. Vas a disfrutar mucho mi carne; te voy a hacer estar al paraíso.

Wow. ─susurré un poco sorprendido. Aunque no era nada nuevo.

De pronto, una estocada de sus tres dedos me arrebatan mi ano rosa. La carne se iba dilatando poco a poco tras la preparación, quitándome el aliento y varios gemidos roncos. Los movimientos no cesaban, podía escuchar claramente al público motivando al hombre para que me rompiera, pero no. No les hacía caso. Solamente... me preparaba bien.

Te ves tan lindo esperándome. Ja, ja, ja. ─su voz ronca se intensifica cuando se acerca más a mi oído, y agrega en un diminuto susurro: ─Perra.

No voy a mentir, me excitó.

Su tono. Carisma y grandeza. Se cree el rey de todo al tomarme frente al resto de personas que estaban en el bar de Ramal. A éste último pude notar que de lejos estaba satisfecho con el cliente que me tomaba. Y la manera en que me entregaba al hombre; le gustaba. Para él siempre va a hacer satisfactorio, porque eso implicaba billetes de por medio, sino me tendría para él solito, como me lo había dicho en las primeras semanas de mi trabajo.

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