୧Bestial Licor୨∘˚˳°ꨄ︎

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Aquella noche se había vuelto terriblemente fría. La piel le quemaba tras la insistente ráfaga de viento fresco que corría constantemente por la extensa habitación. La fragilidad de ella, lo hacía lucir demasiado vulnerable y sumiso ante los ojos de aquel hombre que lo observaba a escasos centímetros de distancia.

Aparentando aproximadamente unos cuarenta y tantos años, vestido con una camisa desabrochada hasta la mitad del torso luciendo una increíble tabla de ravioles como abdominales y los pantalones ajustados de cuero, hacieron resaltar sus músculos fuertes y marcados. Iván creyó que tal vez vivía más tiempo dentro del gimnasio que en la oficina donde tal vez debía trabajar.

Por la información que le había dado Ramal, se trataba de un empresario: Eduardo Phoenix.

A pesar de tal posición económica, no había calefactor a la vista, menos calefacción en el resto del edificio. Algo raro e inusual para una persona de tanto poder y dinero. Sin embargo, ese no era un impedimento para desnudarse ante el chico. Friolento y a la vez salvaje, desabrocha el ajustado pantalón para deslizar y liberar su imponente intimidad.

Un macho, hecho y derecho, con una sonrisa torcida plasmada en su rostro mientras trepaba encima del pequeño cuerpo entregado, con tal de cubrirlo completamente con su propio cuerpo formado.

Este inclina la cabeza lo suficientemente cerca del cuello para así lamer de arriba a bajo sin pudor. La lengua espesa trabaja por toda esa extensión hasta desviarse por la mandíbula y adentrarse sin permiso a una boca semiabierta. Iván apenas reacciona con un jadeo y lo recibe a duras penas. Sus lenguas se coordinaron en una danza controlada por el mayor, sumando sus cortos movimientos bien placenteros.

Comenzó a frotarse con una lentitud irritable sobre la pelvis, causando aquel roce, unas corrientes eléctricas llevaderas a la exquisitez. Se movió inconscientemente contra el hombre, buscando algo más.

Tranquilito, bebé. Ya lo tendrás dentro. ─afirma al romper el beso. Siguió marcando con su lengua hasta bajar al pecho y atrapar uno de sus pezones con los dientes casi afilados. El joven gime bajo la dureza aplastante. In-tranquilamente moviéndose, busca una manera de apegarse más al gran cuerpo que tenía arriba, cuando los tirones en su botón se volvieron muy audaces y rudos, con succiones más prepotentes, causando descargas por todo su delgado cuerpo. En una de ellas, la energía se recibe como una chispa concentrada en sus piernas y no vio la hora de enroscarse, ansioso, a la cintura del empresario. Se distrajo tanto en aquello que el disimulo de estocadas se había vuelto terriblemente a fricción animal, alejando a la cordura muy lejos de su mente.

¡Ahh~! ─un gemido que parecía no tener fin, retumba en eco por toda la habitación a causa de ello. La boca se desplaza hambrienta hacia el otro pezón buscando con qué alimentarse. Estaba tan duro que ni cuenta se había dado; inmediatamente, la lengua se enrosca y la calienta, babeando y mordisqueando lo que puede a su paso. Los ojos estaban completamente en negro, las pupilas dilatadas hasta los bordes de la iris.

Se remueve eufórico bajo las caricias suaves y atentas en su cintura, el cual descienden lentamente hacia su zona sensible. Su entrepierna se tensa al contacto de los dedos fríos y rasposos; portaban callos resecados. Las cosquillas aparecieron de la nada, embolsando una sonrisa delirante.

Me pones tan duro, niño. ─sin cesar los movimientos, viaja la mano que apenas lo sostenía de la cintura hacia el botón de sus pantalones para desabrochar de inmediato la última prenda y liberar a su erección crecida. Y de un momento para otro, aquellos pantalones desaparecen de sus piernas y de su vista, tirándolo por alguna parte del cuarto.

El mismo hombre se separa lo suficiente para deleitarse con la vista. Era blanco y suave y de veras delicioso. Se veía tan apetitoso que hasta un hilo de saliva se escapa de entre los labios del mayor. Iván se carcajeo victorioso.

୧Necesidades Fuertes୨ Yaoi∘˚˳°ꨄ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora