୧Trabajo extra୨∘˚˳°ꨄ︎ Pt. 1

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Estaba esperando con ansias la última campanada para así poder ir a mi casa. La hora se pasaba lentamente ganándose mi frustración. Traté de buscar algo con el cual distraerme por los últimos minutos del día. Pero cuando menos me lo esperaba suena de lejos, quitándome un suspiro de alivio. Recojo todos mis útiles y carpeta con rapidez y los meto desesperado en mi bolso negro para poder irme de una buena vez por todas. El autobús de la parada ya se había ido... ¿Cuánto tiempo tarde? No podía ser, ¡Hoy me gana mi mala suerte! Guardo mi celular en la mochila para comenzar a correr. Hoy no podía llegar tarde al trabajo... ¿Pero Iván como es que llegarás tarde al trabajo si trabajas en un bar nocturno? Sencillo... Hoy me gané doble turno en el bar y un extra en plena tarde. ¡Cada vez adoro más a mi jefe Ramal! Pues verán... Soy también un cliente solicitado a través de llamados por Internet. Sería como un alquiler de Sugar Baby... ¡Tema que me encanta! Es hermoso el arte del BDSM. Así lo considero yo; ¡No me critiquen!

Volviendo a mi desesperante corrida hacia mi casa; se me estaba haciendo tarde. Debía bañarme, maquillarme, peinarme, vestirme y viajar de nuevo hasta el lugar indicado. Por suerte, mi hermana Loana estaba de camino hacia casa, así que me levantó de donde estaba y me llevó.

─¿Cómo fue tu día? ─me pregunta mientras estaciona en el garage de nuestra casa.

─Normal, como siempre. ─dije antes de bajar casi corriendo del auto para entrar a casa y subir las escaleras con apuro.

Me adentro a mi habitación y tiro todo a la cama; ropa, mochila y celular. Para luego dirigirme a mi baño privado y pegarme una ducha caliente.

A la media hora salgo limpio y seco. Me dirijo a mí armario, de allí saco una falda rosa que me llega a la mitad del muslo, una camisa blanca holgada y cancanes de rejas blancas con zapatos negros. Me peiné un poco para que parezca ordenado, cuando se que no durará nada de tiempo con su forma. Y por último, me maquillé con labial rosa brillante, resaltando mis carnosos labios. También un poco de color negro en los ojos, para resaltar mis iris claros. Me veía muy apetecible, justo como quería.

Tomé mi celular y bajé a la cocina. Ahí estaba mi hermana, comiéndole el coño a su novia sobre la mesada.

─¿No podrían hacerlo en otro lugar? ─dije mientras me dirigía hasta el refrigerador para sacar una botellita de agua fresca.

─Mmm~ Hola Iván~ ─se atrevió a saludarme la novia de mi hermana, que parecía ida por el placer que le brindaba.

─Hola, Julieta. ─respondí tomado un sorbo de la botella. Ella llevó su mirada hacia mi hermana mayor, observando como la devoraba, y sonrió; yo me quedé quieto, viendo el espectáculo gratis en la cocina pensando en cuánto medirá el miembro del hombre que me tomará ésta tarde─ ¿Terminaste? ─dije de repente.

Loana se separa de la vagina de su novia, chupando uno de sus dedos para luego adentrar ese lubricado al bosque de la chica, sacándole unos jadeos. Me mira aún embobada por toda la lujuria que acaba de dedicarle a Julieta, pero aún así como puede me habla:

─Si te vas a trabajar con esos viejos canosos, puedes ir tranquilo... Mamá se fue a la casa de una amiga y papá sigue en el trabajo. No llegarán hasta la noche, así que... Bye. ─dice quitando el dedo de aquella vagina para luego enterrar su cara de lleno, ahí de nuevo. Suspiro dejando la botella sobre la mesa. ¡¿Qué haré con ésta chica, Dios?! Nunca aprende.

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─Quítate toda la ropa, menos la falda.

Bueno, creo que el que nunca aprende soy yo. Ahora me encontraba parado al frente de un señor de cuarenta años, vestido de traje negro sentado al borde de su cama. Obviamente hice lo que me pidió, me desvestía con lentitud, moviendo mis caderas con sensualidad así lo tiento a que venga a por mí con brusquedad, como tanto me gustaba. Pero en cambio, se desabrocha el cinturón y desata el botón del pantalón.

─Arrodíllate

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─Arrodíllate. ─su voz sonó grave y ronca, cosa que me hizo erizar. Me le acerco y me arrodillo para quedar a la altura de su entrepierna. ─Buen, nene. Ahora chúpala como si fuera una paleta de fresa.

No sé porque dijo eso último, así que le resté importancia. Deslicé lentamente la bragueta con mis dedos, y luego los adentré con delicadeza a su boxer. La extención era casi de lo largo que el número de su edad; lo cuál me sorprendió. Sonreí inconscientemente para ver de reojo a mi víctima, éste se relamió los labios esperando a que actuara. Satisfecho con su impaciencia, bajo la mirada hasta su entrepierna la cuál se agrandaba cada vez más.

Terminé de bajar el boxer para dejar liberada aquella carne que tanto saciaba de comer. Sin más, miré hacia mis costados por inercia y luego bajé la cabeza hasta introducir todo el miembro hasta raspar con mi garganta. ¡Era enorme! Y aún así, traté de tragar toda la extención.

Los dedos largos y delgados del hombre se enterraron en mi cabello haciendo fricción con mi cara para enterrarse más en mi boca. Las estocadas eran frenéticas pero profundas. Un vaivén extraño pero explícito.

─Agh~ Buenísimo~ Lo haces muy delicioso. ─sonreí internamente por el halago. Mis cachetes estaban con calambres cada dos por tres, por lo que me exigían descanso. ¡No podía parar! ¡Eso nunca! Mi reputación está en esto y no debo cansarme. Seguí succionando el miembro del hombre hasta que gruñe un "me vengo". Dios me escuchó, pues por primera vez estaba exhausto. Su semilla se liberó y mi boca la recibió gustoso, porque sí, tanto esfuerzo debía tener un premio.

─Listo. ─habló con la respiración agitada y entrecortada. No lo entendí... ¿Como que listo?

─Disculpe, amo... ¿Pero por qué dijo listo? ─pregunté confundido. ¿Acaso es lo que estoy pensando?

─Que ya está muchacho... Puedes irte. ─suspiró tomándose la cabeza con una mano. ─Lo hiciste muy bien, bebé. Es más, te pagaré un poco más de lo estimado, solo por el hecho de que pensaste que seguirías complaciéndome.

Por un lado me sentí insatisfecho, yo quería sentirlo adentro mío pero por el otro, me vendría bien unos billetes extra. Tomé la ropa del suelo y comencé a vestirme... ¡Me había desnudado al reverendo pedo! Sólo quiso mirarme desnudo el hijo de la re mil... Ya qué... Se rascó la cabeza para luego pararse de la cama y rebuscar en uno de sus cajones. De uno de allí, sacó un monto de dinero. Mi baba casi se cae de mi boca tan sólo mirar ese dinero. Me decepcioné cuando lo dividió en dos, entregándome una parte y la otra guardándola de regreso a su lugar. Lo tomé, y cuando estuvo en mis manos, lo único que hice fue girar sobre mis talones para marcharme de esa lujosa casa.

❥︎𝘾𝙤𝙣𝙩𝙞𝙣𝙪𝙖𝙧𝙖́...

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