La codicia del ser humano

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Hay días en que uno se despierta y cree que es un día nuevo de un mañana diferente, pero algo puede hacer ver de ese día un oscuro y siniestro bosque donde la desesperación puede hacerle quedarse sin vida.

El señor no creó un mundo bueno, o tal vez es el ser humano el que se pervierte a sí mismo. Las ratas nacen ratas y sin embargo siempre las hemos visto igual, no hay ninguna que sea mejor. Hay humanos que sí se podrían comparar con ellas.

Es posible que los humanos nos pervirtamos por haber nacido en la Tierra y no en otro planeta, pues tenemos más recursos y más influencia. Nos codiciamos por hechos y por cosas que creamos y que tenemos al alcance de la mano.

No sé quién dicta a las personas ni quién las castiga si hace cosas malas. ¿Un hemisferio puede ser mejor que el otro? ¿dónde hay más catástrofes meteorológicas es porque la gente es peor persona?

La maldad se adueña de las mentes en circunstancias concretas, se acapara en el cerebro haciendo ver imágenes sobre algo que a veces puede estar modificado. Uno no se da cuenta porque está encenegado.

Una pelea siempre tiene dos versiones, y aunque sólo uno de los dos tenga razón, siempre habrá alguien que esté a favor de la otra parte, porque cada uno tiene una forma de ver las cosas. Una guerra siempre tiene dos bandos, y seguidores en ambas partes. En un juicio es el juez el encargado de dictar la sentencia, pero no es el único que pone su voto, aunque muchas veces es el dinero el que compra ese voto.

La codicia se construye por el poder que el ser humano quiere conseguir. Desea llegar lejos, ser superior al resto porque  juega a ser Dios cuando tiene poder y dinero.

Pasión por las palabras, amor por la poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora