*Punto de vista de la narradora*
Mordecai siempre estuvo junto a Rigby, en las buenas y en las malas. Su boda sería en unos días, pero eso no cambiaba los nervios que tenían.
- Mordo - abrazo el castaño al peliazul.
- ¿Que paso? - con un brazo recorrió su cintura.
- Estoy muy nervioso - dijo oliendo el aroma de Mordo, lo tranquilizaba, solo un poco.
- No te metas allí, je... - empezó a reír el de tez blanca, ya que el castaño le hacia cosquillas.
- Veo que te gusta - susurro el pelicastaño en el oído del mayor.
- ¿Que insinuas travieso?
- No lo se... - el menor se mordió el labio inferior, ya que sabia en lo que pensaba su compañero.
- Bueno, una cama, en una habitación cerrada, solos, es una motivación, ¿no crees?
Mordecai depósito pequeños besos en los labios del castaño, y lo fue dejando suavemente en la cama. Pero, alguien había llegado.
- ¡Mordecai! - se escucho la voz de Musculoso.
- ¡Rigby! - seguida de la de Fantasmin.
- ¿Lo dejamos para la tarde? - preguntó el moreno.
- Tendré que aguantar - le dio un corto beso a su pequeño novio, y bajaron.
*Punto de vista de Rigby*
Ya habían llegado Fantasmin y Musculoso, ellos nos ayudarían en nuestras cosas, como la vestimenta.
- ¿Listo Rigby? - me preguntó Fantasmin.
- Si - me despedí de Mordo.
- Adios amor - le escuche mientras me alejaba con Fantasmin.
«Amor», era raro que me llamara así, con tanto cariño.
Con Fantasmin, llegamos a una de esas tiendas, en donde nunca imagine estar.
- ¡Quedese quieto para las mediciones! - me grito la vendedora.
- L-Lo siento - dije mirando al suelo.
- Como enojarse contigo - la señora me estiro mis mejillas, como mi abuela.
Media hora, media hora en la que Fantasmin estuvo cabeceando sentado en un sillón.
- Listo - señalo la señora, antes de que me quedara dormido de pie - ahora solo falta hacerlo.
- ¿Cuanto demora eso?
- Un día, somos los más rápidos.
- Ok... - mire a Fantasmin, el cual cayo en los brazos de Morfeo.
Me acerque a el, sigilosamente. Me puse a su lado y susurré.
- Mira, esta Musculoso.
- ¡¿Donde?! - se levantó y lo busco con la mirada, pero se detiene al verme retorcerse de risa - eres muy chistosillo.
- Tenia que hacerlo, además, para eso están los amigos.
- Si... ¿que tal si vamos a por donas?
- ¡Vamos a las donas!
