1.2: A little kid ✧・゚

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-¡Vete de mi casa, malnacido! ¡Estoy harta de ti!- Exclamó una mujer con la voz ronca de tanto haber gritado, dando manotazos al aire y llevándose las manos a la cabeza varias veces.

Tomó su sudadera y se la colocó.

-¡¿Qué me largue?! ¡Esta es mi maldita casa! ¡Yo la compré! ¡¿Por qué no te largas tú?!- Respondió ahora una voz masculina.

Se colocó su bolso y fue a la cocina, de donde provenían los gritos.

-¡Porque no me da la gana desgraciado imbécil!- gritaba ahora su madre, mientras él pasaba por en medio de ambos, ignorando los gritos y restándole importancia.

Jake caminó entre ambos varias veces, como si de una forma discreta les recordará que estaba ahí, quitándose uno de sus audífonos, el cual tenía el volumen demasiado alto para su bienestar, pero no le importaba, solo quería callar las voces que le atormentaban tanto, de la nevera en la cocina, sacó una manzana y se la llevó a la boca, dándole una mordida grande. Sus padres voltearon sus miradas a otros lados, actuando como si no desearan la muerte el uno al otro en sus cabezas, su madre se sentó en la isla de la cocina, colocando su mano sobre su boca un segundo y su padre volteó su cabeza hacia su periódico, fingiendo total interés en las noticias de la primer plana.

-Ya me voy- habló mientras masticaba la manzana -Nos vemos luego.

Sus pies se dirigieron hacia la puerta, tomando sus llaves para poder salir mientras se despedía una ultima vez con su mano pero sin voltear a verles, manteniendo aun su sonrisa en sus labios, saliendo de su casa y recostándose contra la puerta unos segundos, asegurándose de que no hubieran más peleas.

''...Quiero el divorcio...'' Escucho a su madre decir luego de unos segundos en silencio total, su padre, que quizás se mantenía estupefacto al oír sus palabras, solo dejo salir un suspiro quebradizo antes de responderle en voz baja.

''Lois... No es necesario que lleguemos a eso... Jake no lo merece, cariño, ven, vamos a hablarlo...''

Su sonrisa se mantuvo unos segundos más mientras sus ojos se llenaban de lagrimas, algunas de ellas, de hecho, lograron salir de sus ojos antes de que él las limpiara rápidamente para no dejar rastro de las mismas, su expresión de fingida felicidad fue rápidamente reemplazada por una mueca de tristeza, su sonrisa ahora era reprimida, su labio inferior era apresado por sus dientes mientras tragaba pesadamente el mordisco de la manzana, dejando paso a un suave suspiro que salió de su boca mientras caminaba hacia el ascensor de su edificio.

El camino a la escuela era pesado y fastidioso, pero se esforzó por ver lo mejor del día, el cielo estaba nublado, sí, pero eso significaba que podía usar su suéter favorito, todos los semáforos estaban en rojo, sí, pero eso significaba que podía tomarse un momento para apreciar todo lo que le rodeaba. Lo malo de la escuela no era tener que asistir, ni las tareas pesadas, ni los profesores groseros, era la vida en la escuela lo que le hacia sentir miserable, por algún motivo este año todos lo habían tomado como el blanco perfecto del que burlarse y humillar, y todo por un motivo estúpido.

Porque era bisexual.

-Ahí va el marica- murmuro un chico que pasaba frente a él.

-¿Crees que ya se lo hayan cogido?- pregunto otro.

-No creo, míralo, es feo, delgado y enano, seguramente ni siquiera tenga algo entre las piernas- respondió el primero.

-Quizás deberíamos enseñarle por qué en Corea no ha maricones como él...

-Quizás deberíamos enseñarle por qué en Corea no ha maricones como él

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𝐆𝐡𝐨𝐬𝐭 | #𝐇𝐞𝐞𝐉𝐚𝐤e Donde viven las historias. Descúbrelo ahora