Capitulo 4-1

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                                                                             Capítulo 4

«Mierda», pensó ________ con una vehemencia digna de elogio. Al principio, cuando había tenido aquella idea descabellada, pensaba que habría tanta gente que era improbable que se topara con Harry Styles. Y, si lo veía, él también llevaría un hábito, así que no iba a reconocerlo.

Sin embargo, no todos los caballeros y no todas las damas llevaban un hábito religioso. Con una mirada breve, nerviosa, se había dado cuenta de que Styles llevaba unos pantalones sencillos, una camisa blanca y un abrigo largo y sin mangas. Se había preguntado por qué iba vestido de una manera tan informal, y entonces se había dado cuenta de que era para poder desvestirse fácil y rápidamente, sin ayuda de cámara.

________ no quería pensar en el guapísimo vizconde Styles sin ropa. Imaginárselo desnudo le cortaba el aliento, y ya estaba lo suficientemente agitada por el mero hecho de verse allí. Miró subrepticiamente hacia atrás. Él estaba solo, demasiado cerca, y mirándola directamente a ella.

No podía saber quién era, puesto que su disfraz era demasiado bueno. Y Jane le había dicho que Styles nunca había tomado parte en actividades con otros hombres, así que no podía estar mirándola a ella, ¿verdad?

Sin embargo, él no dejaba de caminar hacia ella, y ________ sintió pánico. Se adentró más en las sombras. Las antorchas eran más escasas en aquella parte del jardín, y la luna sólo proporcionaba una luz tenue. Había un templete frente a ella, una estructura ligera de piedra caliza, y más allá de las columnas, un estanque.

Durante un momento, respiró con alivio. Aquello estaba lleno de paz, de seguridad, y a la luz de la luna era precioso. Estaba apartado de la locura que había dejado atrás, era un refugio…

—¡Vaya, vaya! Llevo mucho tiempo esperando encontrarme a alguien joven y fresco —le dijo alguien al oído, y ella se sobresaltó.

El hombre también llevaba un hábito, pero tenía la capucha bajada, y ________ lo reconoció. Era sir Reginald Cowper, el de la enorme fortuna, los siete nietos, la reputación de santo y el encanto paternal y amistoso. Pero en aquel momento no tenía nada de paternal ni de amistoso.

Antes de que ella pudiera echar a correr, él la agarró del brazo.

—¿Eres tímido? Bueno, no te preocupes. Me gustan los muchachitos tímidos en la cama. Eres nuevo…

________ experimentó miles de emociones. Asombro por el hecho de que sir Reginald, que tenía tantos descendientes, prefiriera aquello. Fastidio, porque él la había tomado por el brazo con fuerza. Agitó la cabeza con vehemencia, intentando zafarse, pero él apretó los dedos.

Jane le había prometido que allí no se forzaba a nadie, y que el lazo blanco que llevaba atado a la manga era su salvoconducto. Sin embargo, no parecía que sir Reginald recordara las reglas. Ella intentó mostrarle el lazo blanco, pero había desaparecido.

—No tienes por qué ser tan tímido, muchacho —dijo sir Reginald, arrastrando ligeramente las palabras. ________ se dio cuenta de que estaba muy borracho—. No voy a hacerte daño.

—Nada de meterte en mi terreno, Reggie —dijo alguien. Era una voz burlona que a ________ le resultaba familiar, y se quedó helada.

—Yo lo he visto primero, Styles —dijo sir Reginald—. Entró por la Puerta de Venus, con lo cual es mío. Además, yo sé que a ti sólo te interesan las mujeres.

—Tal vez esté ampliando horizontes —respondió Harry—. Voy en busca de novedades, y este monje es perfecto. Así pues, me temo que tendré que contradecirte.

—No voy a cedértelo —dijo el anciano empecinadamente.

Styles alzó la mano, y le mostró un lazo blanco que llevaba entrelazado en sus elegantes y largos dedos.

Sir Reginald soltó un juramento profano, pero aflojó la mano con la que sujetaba a ________, y después de unos segundos la soltó.

—Muy bien. Te lo concedo por tu interés, anterior al mío, y por la señal de favor que tienes en la mano. Los caballeros deben acatar las normas de un orden establecido… —murmuró para sí—. Pero escúchame, jovencito —añadió, inclinándose hacia ella y echándole encima los vapores etílicos de su respiración—: La próxima vez no entres solo por el portal, o tal vez ignore esas reglas.

Ella no estaba segura de lo que debía hacer. Styles los estaba observando, y ella sabía que se estaba divirtiendo. ¿Asentía o negaba con la cabeza? Lo único que sí sabía era que tenía que volver a Hensley Court, a la seguridad de su habitación, antes de que otro caballero decidiera que le interesaban los jóvenes tímidos.

Sir Reginald se alejó, murmurando, y un momento después desapareció detrás de un seto, por el mismo camino por el que habían llegado Styles y ella. ________ oyó unos vítores al otro lado cuando salió el anciano, pero tenía cosas más importantes de las que preocuparse. Como por ejemplo, escaparse del guapísimo vizconde.

No conocía ningún gesto universal para dar las gracias, así que esperaba que con un asentimiento fuera suficiente.

Él tenía los ojos brillantes bajo la luz de la luna, pero en su rostro no había ni duda ni confusión. Tan sólo, el mismo cinismo cortés de costumbre.

Ella comenzó a darse la vuelta, pero él la agarró de la mano.

—Me parece que no, joven hermano —le dijo suavemente.

Ella negó con la cabeza e intentó liberarse la mano, pero él la siguió.

—¿Es que lady Whitmore no os avisó de lo que significa pasar por la Puerta de Venus? Sí, sé que estabais con ella. Supongo que sois uno de sus amantes. ¿Tenéis idea de por qué os ha abandonado a merced de los Monjes Locos?

Ella tiró con más fuerza, sin dejar de retroceder, pero él se limitó a seguirla, agarrándola con seguridad, aunque no con tanta fuerza como sir Reginald.

—¿No respondéis? —murmuró Styles—. Bueno, no importa. Ahora estamos aquí, y mi celda está muy cerca.

Entonces, ella comenzó a tirar seriamente del brazo, sacudiendo frenéticamente la cabeza, y él se echó a reír.

—Oh, no, hermano. No es una celda de la cárcel. No tengo intención de encarcelaros. Aunque me encantaría enseñaros otras formas de aprisionamiento más placenteras. No, no estoy hablando de mi celda. He pagado una buena cantidad para que fuera más lujosa de lo habitual, y muy privada en este circo de pecadores. Os gustará.

Ella consiguió liberarse y él la dejó alejarse, riéndose, mientras ella corría hacia el falso templo con torpeza debido a las sandalias. Se quitó una de una patada mientras corría, e intentó quitarse la segunda, pero se le enredó el pie y cayó de bruces al suelo.

Él estaba sobre ella. Ella lo sabía, aunque la capucha se le hubiera caído alrededor de la cabeza y lo ocultara todo. Y gracias a Dios, porque si se le hubiera caído en los hombros, él sabría quién era. No había nadie más que tuviera el pelo rizado de aquel color en particular.

—No tenéis por qué hacer penitencia —le dijo—. No habéis pecado. Todavía.

Al oír aquella palabra ominosa, ella intentó ponerse en pie pero él la agarró y la estrechó contra su cuerpo duro y fuerte, con una mano en la cintura.

—¿Vais a hablar, o vuestro voto de silencio es permanente? No es que no esté disfrutando mucho de este juego, pero antes o después vais a terminar en mi cama, y lo sabéis. De lo contrario, no estaríais aquí.

»◘Reckless Love◘«║Harry Styles║Where stories live. Discover now