Capitulo 2-1

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________ sólo miró el vestido de seda verde durante un breve momento y lo descartó a favor del de melocotón insípido, que volvía su cutis del color de la ceniza. Hizo caso omiso de las objeciones de Meggie y esperó hasta el último minuto para entrar al salón de baile. Jane habría sido capaz de enviarla de vuelta a su habitación para que se cambiara, si no fuera demasiado tarde. Ya habían llegado los primeros invitados, y Jane estaba bellísima con un traje rosa de seda que se ajustaba a sus curvas delicadas. Miró a ________ y se encogió de hombros, como si esperara su mala elección de atuendo. ________ se colocó detrás de su prima.

De haberse salido con la suya, Jane la habría tenido a su lado, saludando a los invitados como si fuera su igual, pero ________ se negaba en rotundo. Ser una pariente pobre tenía pocas ventajas, y una de ellas era no tener que permanecer en fila y sonreír a jóvenes idiotas y a viejos villanos. Aquél la iba a ser una de las grandes celebraciones de la temporada social. Jane había invitado a todo el mundo, y ________ se mantuvo en su lugar durante todo el tiempo que pudo. Sólo tuvo pánico al ver la melena negra y canosa de Damian de Giverny, cuya cabeza superaba al resto. Allá donde iba el comte de Giverny lo seguía su primo pequeño, el vizconde Styles, y ella no iba a correr el riesgo de encontrárselo.

Se alejó sin decir una palabra para mezclarse con el gentío y abrirse paso hacia el final del salón de baile. La única manera de poder escapar a su habitación era subir por la escalera de servicio. La escalinata principal estaba junto a la puerta del salón, y todo aquél que llegara y que se marchara la vería si intentaba escapar por aquella ruta. Lo más seguro era que nadie se preocupara de lo que hacía una pariente pobre, pero ________ no quería arriesgarse.

Por lo menos, había tenido la suerte de poder escapar antes de soportar la perezosa mirada de lord Styles, si acaso conseguía al menos eso de él. Cuanto menos viera a aquel caballero en particular, mejor. Harry Styles era tan salvaje como había sido su padre, y aunque a casi todas las mujeres les gustaban los libertinos, a ella no. Siguió su camino, invisible como lo eran todas las mujeres sin riqueza, belleza ni “juventud”, y ya casi había divisado la puerta de las escaleras de servicio cuando, de repente, una figura masculina surgió ante ella, y ________ chocó con él, porque estaba demasiado concentrada en escapar como para detenerse a tiempo.

Unas manos fuertes la agarraron de los brazos para sujetarla, y ella se encontró mirándole la cara al guapísimo Harry Edward Styles. Era uno de los pocos hombres lo suficientemente altos como para que ella tuviera que inclinar la cabeza hacia atrás, y se sobresaltó tanto que no pudo contener la lengua.

Claramente, la suerte no estaba de su parte. Por primera vez, la educación de Meggie surtió efecto y ________ pronunció la fatídica palabra «Mierda».

Su Señoría ya la había soltado, había murmurado una expresión cortés de disculpa y estaba a punto de continuar su camino, después de haber ignorado la existencia de ________ una vez más, cuando ella enunció la palabra, en voz baja pero con claridad, y él fijó los ojos verdes y fríos en su persona, seguramente, por primera vez en la vida, a pesar de que los habían presentado una docena de veces durante aquella temporada y habían bailado juntos en una horrible ocasión.

El vizconde parpadeó. Y entonces, una sonrisa lenta se dibujó en su boca, que era verdaderamente la boca más escandalosa, embustera y atractiva del mundo. Estiró el brazo y la agarró por el codo con la mano enguantada antes de que ella pudiera escapar. Fue el más ligero de los roces, muy en los límites del decoro, y había tela entre su piel y la de ella, pero, sin embargo, el contacto era de fuego.

«Mierda», pensó ________ de nuevo. Por fin se sentía cómoda con aquella palabra. ¿Por qué, de entre todos los invitados a la fiesta, había tenido que toparse con lord Styles?

—¿Señorita…? —claramente, él estaba estrujándose el cerebro—. Señorita Spenser, ¿no es así? ¿Os he ofendido de algún modo?

________ hizo una rápida reverencia, algo difícil entre tanta gente, e intentó zafarse de él subrepticiamente. ¿Cómo era posible que él recordara su nombre? Ella no formaba parte de su mundo. Él apretó los dedos.

—Por supuesto que no, milord. Os pido perdón. No tengo excusa para un lenguaje tan horrible.

En aquellos momentos en los que él la estaba mirando de verdad, la oleada de emociones era incluso peor, pensó ________ con un gesto ceñudo. Ya era lo suficientemente malo tener que verlo siempre al otro extremo de los salones de baile abarrotados, y luchar contra sus estúpidos sueños de cuento de hadas, porque sabía que aquél no era un príncipe azul, sino un hechicero perverso, un mago malvado que quería embrujarla.

Sin embargo, tenerlo tan cerca era mucho peor. ________ sintió calor en el vientre, congestión en el pecho y un cosquilleo en lugares en los que ni siquiera iba a pensar. Y la piel le quemaba bajo su mano.

Él la estaba mirando.

—Sois la acompañante de lady Whitmore, ¿no es así?

—Su prima.

De nuevo, aquella vaga sonrisa.

—Ah, tomo nota. Sin embargo, ¿acaso los parientes pobres no son a menudo requeridos para dar compañía?

Era una pregunta grosera, pero nada comparada al lenguaje que ella había utilizado. Y él no le soltaba el brazo.

—Si me disculpáis, lord Styles —dijo con firmeza, y tiró del brazo con un poco de brusquedad.

Él la soltó, pero la tomó de la mano. Entonces sonrió, y su sonrisa estaba llena de malicia.

—Creo que me debéis un baile como compensación por vuestra terrible falta de buenos modales.

—Yo no bailo —dijo ella—. Por favor, soltadme.

Él no lo hizo, por supuesto. ________ pensó que, verdaderamente, tenía una mirada inquietante; la estaba evaluando con destreza, y ella dio las gracias al cielo por todos los años durante los que había practicado para evitar que el rubor apareciera en su piel pálida, por mucho que se estuviera muriendo de vergüenza.

—Vaya, vaya. ¿Por qué me da la impresión de que no tenéis un buen concepto de mí? —preguntó él.

—No os conozco, lord Styles. ¿Por qué no iba a tener buen concepto de vos?

—Tal vez sea porque mi reputación me precede. Por vuestra expresión, cualquiera diría que habéis probado algo muy desagradable.

La gente los estaba observando, y ella nunca había hablado públicamente con un hombre durante más que unos breves momentos, y nunca con uno de los hombres más guapos de la alta sociedad, como Styles.

Además, él nunca le prestaba atención a nadie aparte de a sus más recientes conquistas, que siempre eran bellezas deslumbrantes. Él no se interesaba por solteronas feas como ________ Spenser.

Él no le había soltado el brazo, y ella se dio cuenta con horror.

—¿Dónde está vuestra tarjeta de baile?

—Ya os he dicho que no bailo —respondió ella entre dientes—. Soltadme. Ahora.

Utilizar un tono autoritario no había sido la mejor elección, porque él entrecerró los ojos.

Me parece que no.

________ llevaba unas zapatillas suaves y ligeras, hechas para el baile en el que ella se negaba a participar. Sonrió a lord Styles y se acercó a él, y le pisó un pie con todas sus fuerzas.

Con aquellas zapatillas no podía hacerle todo el daño que deseaba, pero lo sorprendió tanto que él aflojó por un momento la mano, instante que ella aprovechó para soltarse, darse la vuelta y escapar.

Temía que la siguiera por la puerta y entrara tras ella en el pasillo de las dependencias del servicio, pero había sobreestimado su fascinación. Cuando se atrevió a mirar atrás, él no estaba.

»◘Reckless Love◘«║Harry Styles║Where stories live. Discover now