1.4 Punto de quiebre

138 32 176
                                    

Algunas veces en nuestra vida se nos presentan experiencias que nos hace sentir familiarizados con lo que estamos viviendo, esa extraña sensación de decir "esto ya lo he visto o vivido antes" si es así lo habrás llamado Deja vu, y es exactamente eso una sensación que surge ocasionalmente con una duración no más de diez o treinta segundos. Algunos lo llaman alucinaciones o falsos recuerdos, porque son provocados cuando hacemos, decimos o vemos algo que da la sensación de que ya lo hemos visto o hecho antes, pero que, en realidad, nunca ha ocurrido.

Desde un punto explicativo de la psicología se trata de una paramnesia, siendo una reacción psicológica producto de una alteración de la memoria, a causa de la cual las personas creen recordar situaciones que nunca pasaron. Dejando mucho más tranquila a la persona, descartando ideas "irracionales" y dando paso a pensar que tiene una explicación lógica aquello que asegura recordar; otros lo atribuyen a vidas pasadas como una conexión con quienes fuimos en el pasado.

Pero qué tal si el evento no fuera un Deja vu sino su contraparte, que se trate de un Jamais vu. La mente humana es asombrosa para construir imágenes a través de la memoria, sin embargo, a veces se toma su tarea demasiado en serio creando series de sensaciones y fenómenos capaces de despistar a cualquiera. Un Jamais vu significa literalmente "nunca visto", el fenómeno que experimentamos cuando tienes la sensación de no ser capaz de reconocer un lugar, una persona, una situación o incluso una palabra, a pesar de que otros te digan lo contrario o de que racionalmente sí te resulte familiar, porque tienes la impresión de estar observando algo o escuchando por primera vez, pero de alguna manera sigue pareciendo familiar. El "Tic-Tac" del reloj comienza a correr contra el tiempo de los chicos, y estas vivencias serán parte de ellos de ahora en adelante "Tic-Tac" "Tic-Tac".

Aiden con frecuencia vivía cuidando de su madre, lo había tenido muy joven así que era una niña cuidando de un bebé. Ahora ya era una adulta que seguía comportándose como si fuera una adolescente, existía un cambio de roles entre madre e hijo, era él quien le llamaba la atención por sus actitudes tan infantiles, a veces deseaba no tener la responsabilidad de ella, se había convertido en una carga.

Los presentimientos que le atormentaban constantemente los veía como deja vu, pero no eran más que experiencias previas de lo que ocurría con ella. Cuando el daño es demasiado el cerebro suele bloquear los recuerdos dolorosos para protegernos, por eso cuando conoció a Iham y su familia se habían convertido en eso que tanto necesitaba sentir, el calor de una verdadera familia y los chicos le enseñaron a defenderse ante la vida, construyendo así su definición definitiva a lo que llamaría su hogar. Prefería mil veces quedarse en casa del rubio a tener que regresar a su realidad, si tan solo no tuviera una responsabilidad que cargar sobre sus hombros. Amaba a su madre, a pesar de todo lo que habían pasado, seguía siendo esa figura amorosa que lo llenaba de besos, abrazos, en ocasiones cosquillas y arropaba por las noches, claro cuando se encontraba en casa, aunque en la actualidad fuera él quien la llevase a la cama, para quedarse dormidos abrazados el uno contra el otro como cuando era niño.

"06:00 pm. "Tic-Tac" "Tic-Tac"

Normalmente cuando iba a casa de Iham solía quedarse a pasar la noche, pero por alguna extraña razón cuando vio aquel mensaje, hacía mucho tiempo que no recibía esa clase de mensaje, aunque dudoso decidió que era mejor regresar con su madre. Bueno realmente no era raro que ella fuera el por qué estaba yendo directo a su casa, en cuanto lo mencionó los señores Sorni se ofrecieron a llevarle, pero como buen amigo Iham salió para avisar que él lo llevaría. Aiden insistió que no se trataba de nada grave su repentino cambio de opinión para irse, cuando todo el tiempo sin mucho esfuerzo lo convencían de pasar la noche, costumbre que ya no fue necesaria luego de algunos años de convivencia y confianza.

Era incómodo el hecho de mentir a personas que se preocupaban por él, pero el hecho de que su madre le haya enviado un mensaje con su nombre no era para nada bueno, ese código solo advertía problemas de esos que cualquier adolescente se metería, en el caso de su progenitora tenía treinta y siete años, ya no era joven, incluso él había pasado por esa edad donde ella parecía estar estancada.

Acmé -  #PREMIOSROOKIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora