Acmé - #PREMIOSROOKIES

4.3 Vivir el hoy

Ser fuerte, no temerle a nada, nervios de acero, carácter dominante o difícil, esas habían sido sus frases favoritas que la representaban todo el tiempo, pero realmente en esos momentos no se reconocía en lo absoluto. Owen le había explicado unas cuantas veces que su "resiliencia" era digna de admirar, cada que lo mencionaba ella pedía una explicación de lo que significaba eso. A lo que siempre obtendría una respuesta simple, pero concreta: la capacidad de sobreponerse a momentos críticos y adaptarse luego de experimentar alguna situación inusual e inesperada, la forma de cómo volvía a la normalidad a pesar de la constante violencia que existía en su casa era digna de admirar, nunca perdía la compostura, su esencia quedaba intacta, claro hasta que todo explotó en su cara.

Pia escondía el secreto de guardarse todo, tragándose el dolor, eso provocaba que en vez de sumergirla en un abismo oscuro la propulsaba a pelear para sobrevivir. Ella le llamaba su botón de saltar hacia atrás, el rebote de la situación. Siempre encontró cómo adaptarse a su entorno caótico, una madre ausente, hermanas rencorosas, un padre violento y una hermana a la cual proteger. Esto último había fracasado en niveles inimaginables, a pesar de lo golpes, los encuentros con gritos, el ponerse en el medio, nada de eso había valido lo suficiente para que Leah saliera ilesa, fue violada, maltratada, ultrajada, golpeada y sometida psicológicamente en más de una vez durante dos largos años.

Así que en ese preciso momento lo único que quería hacer era gritar hasta que la garganta se le desgarrase. Le habían estado escondiendo la verdad frente a sus narices y ahora solamente quería enterrarlo todo en el pozo más profundo que encontrara. No podía soportarlo más, no quería. Entonces se convirtió en una bomba de tiempo que en cualquier momento arrasaría con todo lo que se le pusiera enfrente y eso fue la silueta del ser más repugnante que pudo haber conocido, se daba asco a sí misma saber que tenían algún parentesco, quizá esa era la mayor razón para no abrirse más con quienes la amaban, se estaba haciendo daño durante tanto tiempo y ahora realmente era incapaz de soportarlo un minuto más.

Sus ojos se llenaron de gotas enormes y saladas que más que tristeza estaban cargadas de odio, repulsión, aborrecimiento, aversión, asco y mucho enojo. Quería el perdón de su hermana porque no pudo protegerla, quería poder perdonarse a sí misma por estarse juzgando de manera tan cruel, pero no podía por más que lo quisiera se le hacía imposible lograrlo. Entre sus sollozos se hacían más audibles la herida se abría más, haciéndose más profunda, escarbando en lo profundo de su ser, rompiéndola en miles de pedazos, como cristales. No había vuelta atrás, su corazón dolía con cada segundo que pasaba.

"Pia entiende que no podemos proteger al resto todo el tiempo"

"Creo que somos tan frágiles que, por eso necesitamos aparentar que somos fuertes"

"Contigo no puedo ser yo, un poco débil, bajar la guardia. Dejar que estrujes mis mejillas"

"Tú también eres delicada y frágil, una persona que necesita ser protegida y amada"

"No tienes que sentirte responsable de recibir un castigo"

Esas palabras fueron las últimas que se habían dicho con Aiden en aquel baúl, mientras ella se aferraba a su cuerpo cálido, sintiéndose pequeña, aunque fuera mayor, el castaño siempre representó una parte protectora solamente ahí se sentía realmente segura, como si se tratase de su propio cargador de energía. Le decía las palabras correctas en el momento que las necesitaba, sin pedirlo. Eran dos personas que no decían no gustarles el contacto físico, pero juntos no podían dejar de tocarse. Aiden encontró ese calor en las manos correctas, en el tacto suave de Pia, disfrutaba los abrazos, el que estrujara sus mejillas como lo hacía su madre, incluso tenía cierto gusto por las mordidas que le daba expresando su amor.