F | ❝ ¿Soy un tonto por amarte o un tonto por buscar un sueño imposible?❞
Maxine estaba seguro de lo que quería en su vida, tenía planes a futuro y la esperanza de saber solo un poco más, quería saber más.
Sin embargo, las murallas son un lugar peq...
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Año 827.
En días como esos, el calor impedía a Maxine pensar de forma correcta, llevándolo a extremos como ese, en donde pateaba sin piedad el cuerpo de uno de sus compañeros por haber cuestionado una de sus acciones.
Pensar lo hacía tener una distracción, pero pensar bajó el sol de verano lo llevaba a constantes dolores de cabeza y a tener que cometer acciones como aquellas, para la mala suerte de su compañero: había aparecido en el momento menos oportuno de su día. Llevaba cerca de veinte minutos en posición fetal, recibiendo las patadas del menor e intentando resistir hasta que algún vecino se percatará de lo que ocurría y corriera en su ayuda.
── Me cansé ─ Maxine se apartó de él y le extendió la mano, ayudando a que se pudiera de pie.
Las mejillas enrojecidas del azabache hacían un contraste con el azul de su mirada, sus manos fueron a dar a su torso, abrazándose.
── Creí que no viviría para contarlo ─ Delco murmuró, esperando no recibir un golpe más ante la osadía de "retarlo".
── No seas tan idiota ─ chistó al sentir que sus pies comenzaban a doler. ─ La fuerza física no es lo mío.
── ¿Y que si lo es? ─ la cabellera rubia de Erwin Smith se hizo presente.
Loman no pudo hacer más que apartar la vista, olvidando por completo la presencia de Testa.
¡Testa era un idiota por provocarlo!
── Tú...─ negó ─ No tienes nada que hacer aquí, creí que...
── ¿Yo? ─Maxine observó a sus lados, esperando encontrarse con los ojos oscuros del chico proveniente de Rose, pero era tarde; Delco Testa había huido y lo había dejado frente a la única persona que podía hacerlo callar.
── ¡Eres un gran idiota! ─ una vez más, como los últimos dos años, intentó huir de lo que sentía.
Por Sina, era dos años mayor que él, seguro seguía viéndolo como el molesto niño llorón de seis meses que sus padres le habían presentado, no podía ser más patético.
Sabía de sobra que Erwin era un buen tipo, demasiado buen tipo, en realidad, era el tipo más dulce y perfecto que alguna vez había podido conocer. A Maxine incluso le parecía divertido prestar atención de sobra a su rostro, buscando el más mínimo defecto para después buscar justificarlo y sacarle el lado positivo, que de forma directa ayudaba a grabarse su rostro -para pensar en él cuando no se lo topara en días- y eso le parecía tan patético y a la vez tan maravilloso. Sin embargo, por la historia que ambos compartían desde tres años atrás; creía que el rubio no sentía nada más que lástima por él.
── ¿Te encuentras bien? ─ sus ojos no pudieron evitar dirigirse a los de Erwin, intentó moverse y aún con eso, se sintió tan feliz por un momento que olvidó la razón original de su molestia con Testa.