Moon/Luna

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Steve

El suave sonido del motor de una embarcación anulaba el ruido marino que pudiese estar haciendo acto de presencia. Una pequeña lancha se abrió paso entre las olas que chocaron contra la orilla de la playa, alejándose de esta misma hacia un punto en concreto en los límites con el mar abierto. Ahí era hacia donde Steve Rogers, pescador experto, se dirigía a recoger las trampas que había dejado allí más temprano ese mismo día.

El atardecer había avanzado y los rayos con tonalidades anaranjadas iluminaban de forma preciosa todo el paisaje, provocando que el rubio suspirara y volteara hacia el horizonte durante solo un par de segundos. Rogers siempre había amado el mar, lo disfrutaba y conocía este mismo, por lo que dedicarse al oficio de pescador le vino bastante bien y durante más de diez años lo había ejercido. Era el mejor en su trabajo, ni siquiera Brock Rumlow lo superaba.

Steve no era un alfa engreído, nunca lo había sido, ni aún cuando Alexander Pierce lo felicitaba frente a todos sus otros trabajadores; no le importaba el reconocimiento, le importaba hacer las cosas bien, no dañar a otros y poder subsistir con su paga. Contrario a lo que otros creerían, el ser pescador para la empresa Hydra significaba ganar bien, tan bien como para tener acceso a comprar una casa frente al mar y esa era una de las razones por las que seguía en lo mismo.

La lancha siguió avanzando, en pocos minutos recorrió una gran distancia y el alfa ya podía alcanzar a ver el área marcada con su gps. Empezó a reducir la velocidad hasta que el ruido del motor pasó casi desapercibido. Vio los flotadores que indicaban las posiciones de las trampas y se inclinó cerca de la orilla, estiró su brazo y jaló de la primera, comenzando a subirla lentamente y con poca dificultad al sentir un peso agregado. Eso significaba que había sido una pesca exitosa.

Cuando la primera trampa salió a flote pudo observar el contenido y al menos unos cuantos crustáceos se encontraban allí; diferentes tamaños y especies, eso era lo que Steve había esperado. Prosiguió con la siguiente trampa, realizando las mismas maniobras y cuando terminó con esa, siguió y siguió.
Eran al menos unas ocho y ya había recogido siete. La última estaba un poco más alejada de lo que recordaba pero aún así pudo estirarse lo suficiente y jalar, aunque la acción no sirvió ya que en cierto punto el objeto no cedió, jaló más fuerte pero lo mismo ocurrió. Maldijo para sus adentros y suspiró, seguramente se había atorado en un coral.

Esa zona en específica se caracterizaba por estar llena de corales y aunque siempre debía tener cuidado para no lastimar estos, algunas veces las trampas llegaban a atorarse. Steve tuvo que despojarse de su short y su playera, tendría que aventarse, bajar y desatorar la trampa. Solo con su traje de baño, Rogers saltó al agua, tomó una gran bocanada de aire y se sumergió antes de nadar. El mar era tan claro en esa zona que no necesitaba un visor. Sus piernas se movieron al igual que sus brazos hasta que lo acercaron al coral donde exactamente estaba atorada su trampa.

Aún con bastante oxígeno en sus pulmones, se centró en liberarla causándole el menor daño posible al coral. Diversas especies de peces nadaban cerca de él, pocos interesados y preocupados en que un humano estuviese ahí. Era simplemente fantástico ver a los animales marinos vivir y convivir, tal vez si no fuese pescador y en su lugar fuese un biólogo marino, se tomaría el tiempo de fotografiar tanta belleza.

La necesidad de respirar aire fresco comenzó a hacerse presente, pero justo cuando pudo liberar la trampa, cometió el error de recargar su pie sobre una ranura y al pisar está su extremidad se hundió, cayendo entre ese pequeño y rasposo espacio. Intentó alzar la pierna creyendo que ese movimiento tan simple lo liberaría, pero de alguna forma no podía sacar su pie. Jaló otra vez, y otra, hasta que se percató de que no saldría. Tuvo que soltar la trampa (provocando que esa acción ahuyentara a los peces cercanos). Sus dos manos las recargó contra el coral y empujó haciendo fuerza.

Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora