Coral

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Steve

Steve enmudeció. El tritón que segundos antes le miraba con ilusión ahora le miraba con miedo, y él no era capaz de soltar una sola palabra. Sólo estaba ahí de pie sobre su bote, mirándolo de pies...bueno, de cola a cabeza.

No podía creerlo, era verdad. Las historias, las leyendas, los cuentos que escuchó toda su vida eran reales, las sirenas existían, eran reales y aún peor eran tan similares que incluso tenían sexo secundario. ¿Acaso eso no los hacía cercanos a los humanos? Steve estaba en shock, quería hablar, tenía tanto atorado en su pecho pero simplemente las palabras no salían de él, no podía.

El tritón se sostenía de los bordes del barco listo para saltar. Sus ojos brillaban como conteniendo lágrimas y Steve seguía mirándolo con total asombro.

—Eres una sire...

Bucky está por lanzarse al agua cuando Steve habla lo detiene.

—¡No! No me toques.

Susurra Bucky alarmado y Steve se aleja.

—Lo siento, por favor, perdóname, no quise asustarte.

—No estoy asustado. Tú eres quien lo está. Debo irme.

—No, por favor, déjame...tú me salvaste.

—No debí hacerlo.

Dice mirándolo desconfiado.

—No quiero lastimarte.

—Entonces no me mires así, puedo saber lo que piensas solo notando cómo me miras. No me gusta.

Susurra con total honestidad.

—Está bien. Está bien, lo entiendo. Pero mira, no tengo armas, no quiero lastimarte y aunque quisiera, no podría. Estoy sorprendido, es todo.

Bucky lo mira de pies a cabeza.

—¿Qué hacías en mi coral?

—¿Tu coral?

—Sí, mi coral.

Gruñe molesto y Steve sonríe. Piensa que es encantador.

—Sólo buscaba algo que dejé por aquí.

—Este es mi hogar, no tienes nada que hacer aquí.

—¿Bucky, verdad? Bucky, no quiero que pienses que quiero lastimarte. Nunca quise venir a interrumpir en tu hogar, esto no tenía que pasarme. Yo...cometí un error y no pasará de nuevo.

Bucky suspiró.

—Más vale que no pase de nuevo, si alguno de mis hermanos te ve, van a dejarte morir.

—¿Hermanos? ¿H-hay más?

Bucky abre los ojos y lleva sus manos a su boca con sorpresa, está revelando demasiada información y comienza a ponerse muy nervioso.

—No, bueno...sí pero...no, no, no. Estoy hablando mucho. ¿Qué me has hecho, humano? No debería estarte diciendo esto.

Hiperventila desesperado y Steve ríe, logrando así ganarse la mirada atónita del tritón.

—Está bien, Bucky.

—No, no está bien, no te conozco, no debería estar diciendo todo esto.

—Bueno, igual me salvaste.

—¿Qué quieres decir?

Steve ríe.

—No necesitaste conocerme para salvarme la vida.

—E-eso es diferente.

—Bucky, está bien, yo no quiero atemorizar a nadie. Admito que me asusté cuando vi que eras una...bueno un...chico sirena. Pero no me malinterpretes, yo me asusté tanto porque es algo nuevo, no significa que esté asustado de ti, al contrario me pareces asombroso y jamás me asustaría algo tan hermoso pero...

Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora