OCHO

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La chica desenredó sus brazos de su cuello y sonrió manteniendo esa actitud coqueta y tímida a la vez. Jimin sonrió para ella y metió un mechón de cabello por detrás de su oreja, ella se hizo la avergonzada y retrocedió un poco.

—Fue bueno verte, me estaba preguntando si... bueno si... ah yo-

—¿Quieres que nos veamos otra vez?

—Si, sí —soltó con entusiasmo—, o sea... sí. Perdón, es que no pensé que querrías salir conmigo otra vez.

—¿Por qué no?

—Porque tu nunca sales más de una vez con la misma chica.

—Oh, era eso.

Jimin se sintió un poco avergonzado, lamentablemente ese tipo de comentarios podía escucharlos con facilidad entre los estudiantes de toda la universidad. Pero nunca le importaron, a decir verdad, de cierta forma era hasta bueno que se supiera de que él no buscaba nada serio con nadie. Era una excelente forma de ahorrarse los malos entendidos.

—Entonces... ¿Cuándo quieres que nos reunamos? —preguntó Hara con entusiasmo.

—No lo sé, cuando quieras tú —contestó Jimin con poco interés, le dejaría pensar eso a ella.

—Conozco un buen sitio cerca del centro, hacen unos pasteles muy ricos. ¿Te parece si nos vemos este sábado por la tarde? ¿A las cinco?

—Si, claro.

—Bien, hablamos entonces por mensaje para coordinarnos.

Jimin solo asintió. Hara completamente feliz y entusiasmada se atrevió a acortar distancia y a besarlo rápidamente, Jimin sonrió de forma escueta. Ella se alejó y él se quedó solo debajo de ese árbol, en medio del campus deportivo. Se quedó ahí el tiempo suficiente hasta que cesara el bullicio de la parte posterior de donde estaba. Era la semana del deporte, y todas las facultades correspondientes a estas estaban celebrando con actividades diversas, todos podían participar. La idea era fomentar la vida sana, la competencia y el valor del deporte.

En años anteriores participó del tiro al blanco, solo ganó una vez y la siguiente llegó a semifinales. No le importaba no ser el ganador, solo participaba porque le gustaba esa vibra y ambiente festivo entre los estudiantes. Pero este año fue distinto, no tenía las ganas de hacerlo.

De pronto su celular comenzó a sonar, lo saco de su bolsillo y contestó.

—Oye ¿Dónde estás?

—Cerca de las áreas verdes ¿Por qué?

Porque necesito que vengas y hagas barra por mí, ahora —Bien eso había sonado como una exigencia.

Jimin se palmeó la cara al olvidar que Taehyung se había inscrito este año en la competencia de relevos—. ¿Es necesario que vaya?

—Por supuesto que sí, no me jodas, soy tu best Friends —Jimin escuchó una voz desde el otro lado.

—¿Esta Yoongi contigo?

—Si, fue mi entrenador.

—¿Él movió su culo para ayudarte? —la ceja de Jimin subió de manera divertida, ya podía hacerse la idea.

No se movió mucho que digamos, pero fue un excelente entrenador motivacional.

—Ajá, puedo imaginarlo.

Si, Yoongi era de esos que te motivaba a puros gritos y palabras duras, algunas maldiciones y groserías. Pero, aunque fuese mentira, realmente ayudaba mucho a subir tu autoestima y a creer que podían conseguirlo. ¿Qué como lo sabía? Simple, él había sido el conejillo de indias.

The King (Jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora