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Celoso asgardiano

Clint despertó con la boca seca.

Abrió sus ojos, y notó que estaba en su habitación. Acompañado. Su ebrio e idiota culo había invitado a Kayden (Diosito sabrá su apellido) a dormir con él. Porque estaba seguro como los mil infiernos, que anoche hubo sexo. Casi podía recordar los retazos de información cargando en su cerebro.

Kayden y Bucky hablando afuera del bar. El primero asegurándole que llevaría a Clint a su casa, mientras su amigo dejaba a Hudson en la suya. Por la expresión seria y nada cooperativa de James, él odió la idea. Clint estaba seguro que no ocurriría nada entre James y ese pelirrojo. Se sintió menos culpable.

Al final viajó en el auto de su cita de una noche en plena madrugada. Kayden se impresionó que Jarvis lo saludase al entrar al elevador y lo llevase directo a su piso. Clint tenía ganas de follar de inmediato, pero su cita lo obligó a esperarse unos segundos, le dio bastante agua, lo escoltó al baño, y solo cuando lo vio más sobrio le preguntó si quería continuar.

El rubio se sorprendió demasiado, Kayden no había hecho ninguna sucia maniobra para follarlo e irse. En realidad, se estaba preocupando por él, lo notó en su expresión atenta. Lo siguiente que Clint recordó, fue el caliente y duro cuerpo de Kayden contra el suyo. Más besos. Sus dedos buscando su entrada en su trasero, estirándolo, dándole tiempo a acostumbrarse a él.

Recordó a Kayden revistiéndose con un condón antes de follarlo, recordó las acompasadas arremetidas y la caliente mano del hombre masturbándolo en todo el proceso. Tardaron un poco más en acabar, pero Clint recordó al menos dos rounds.

Ahora el tipo que lo hizo gemir en plena madrugada, se hallaba a su lado en la cama, angelicalmente dormido. Sus pestañas eran oscuras y espesas, y lucía como un hermoso príncipe troyano entre sabanas azul marino.

Clint dejó de observar al tipo dormir, eso era raro. Se levantó y se internó en el baño. Se entretuvo una media hora, entre usar el inodoro y ducharse para sentirse humano de nuevo. Salió del baño tras una nube de vapor, se detuvo abruptamente apenas vio que Kayden se hallaba despierto, sentado contra el respaldar de la cama, bóxeres puestos y móvil en mano, leyendo noticias.

—Hola —dijo Clint, tratando de no sonar extraño.

Kayden alzó la mirada oscura del móvil, esbozó una despampanante sonrisa y salió de la cama. Se encaminó hacia Clint, le dio un rápido beso que dejó jadeando al rubio.

—Buenos días —susurró el hombre con su adormilada voz mañanera que sonrojó a Clint—. ¿Te importa si uso tu baño?

—Eh, no. Adelante. ¿Quieres café?

—Seguro. Me encantaría —aceptó Kayden, se hizo a un lado para dejar pasar a Clint—. Ordené el desayuno para ambos, estará aquí en quince minutos. Jarvis me ayudó con los permisos para el repartidor. Gracias, Jarvis.

—Un gusto, señor Jones —respondió la IA.

Kayden le guiñó, sonriéndole antes de retirarse al cuarto de baño. Dejó a Clint desorientado en su propia habitación. ¿Quién diablos era este tipo tan encantador? Se suponía que sería solo una rápida aventura de una noche, pero joder esto ya estaba escalando rápido. Clint intentó buscar ropa, pero seguía algo impresionado.

Escuchó el timbre de su piso, y el rubio dejó todo de lado para recoger la comida. El repartidor tuvo que haber volado para llegar tan rápido. Cuando abrió su puerta, se encontró a la última persona que esperó ver bajarse de ese elevador.

—Hola, pequeño halcón.

Clint se puso pálido al ver a Loki, vestido en un traje formal hecho a la medida en negro, con corbata y chaleco. Lucía intimidantemente atractivo.

My Sweet Little HawkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora