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Loki libera a su mascota

La peor semana para Clint acababa de empezar.

Hoy se cumplía el aniversario de la invasión a Nueva York. Y durante toda la semana, la ciudad tendría desfiles conmemorativos y actos de homenaje a los caídos. Celebrarían a los Vengadores, y todos los que ayudaron a proteger la ciudad.

Tony era muy idolatrado en estos días. Pero con su corazón roto, Clint estaba seguro que el genio ni siquiera sabía en qué fecha se encontraba.

Por su parte, las noticias eran muy buenos con él. Nadie lo recordaba como el cómplice de Loki. Bueno nadie fuera de las instalaciones de SHIELD. Muchos de sus compañeros, en especial aquellos que fueron amigos de los que él asesinó estando bajo el control mental de Loki, no tenían tiempo para verlo con buenos ojos.

Ningún otro de sus compañeros abducidos sufría tal resentimiento. Claro que ninguno de ellos fue el amante hipnotizado de Loki. Él fue el único que lo llamó Amo, y eso fue toda la evidencia necesaria para acusarlo de conspirador

Ahora era difícil estar en los cuarteles de SHIELD sin recibir una de esas miradas de desdén. No todo el mundo lo odiaba, pero Clint tampoco era el señor popular. Odiaba tener que asistir a los cuarteles de SHIELD por evaluaciones físicas. Porque siempre se encontraba con algún idiota que buscaba pelea sin sentido.

Clint intentó terminar sus ejercicios en tiempo récord. Y una vez le dieron el alta, se encaminó a los vestidores de hombres para tomar una rápida ducha y huir de SHIELD. Ya había tenido suficiente con los comentarios ofensivos de sus compañeros de evaluación, celosos de sus resultados casi perfectos comparados con los suyos.

El espía rubio llegó hasta su casillero y abrió la puerta de metal para sacar sus cosas personales. Intentó ignorar las voces de otras personas entrando a los vestidores. Si no les prestaba atención, ni siquiera repararían en él. Pero esta vez, Clint no tuvo tanta suerte.

—¿Ya te vas, mascota? —le preguntó una burlesca voz con un tono de amargura—. ¿No quieres quedarte para los combates cuerpo a cuerpo? ¿O estás muy sensible, esclavo? ¿Quizás necesites una polla en tu trasero con urgencia?

Clint apretó su mandíbula al escucharlos reír. Desde que Brock y sus matones no estaban. Otros idiotas pensaron en ocupar ese puesto. Ahora era Robson, Hughes y Allen, tres imbéciles que compartían una sola neurona, y que eran buenos para el combate, las misiones de fuerza bruta y fastidiar a Clint.

—Cierra el pico, Hughes —siseó Clint, sin girarse.

De repente, Clint decidió que quizás bañarse aquí, no era lo correcto. Le quedó claro cuando Allen, un tipo tan alto como él, pero con el doble de masa muscular apoyó su hombro contra el casillero al lado suyo, observándolo con seriedad y desdén a partes iguales.

—¿O que le vas hacer, Barton? ¿Vas a sentenciarlo a muerte? —lo provocó Allen, esbozando una cínica sonrisa— Escuché por unos internos en la torre Stark que visitaste el planeta alienígena de tu Amo ¿Fuiste a hacerle una visita conyugal, esclavo?

La mención de Loki lo hizo contener el aliento un segundo. Clint no supo qué decir. Y ese pequeño titubeo fue suficiente para que los tres hombres que lo tenían acorralado riesen con diversión.

—Oh, mira su rostro... —se carcajeó Hughes— Es cierto, ¿no es así? A ti no te importa que ese sujeto sea un alíen hijo de perra que hizo mierda la Tierra. Después de todo, si lo hubiese conseguido, justo ahora estaría usando tu culo para su diversión. ¿Acaso miento, Barton? ¿Acaso eres una zorra fácil?

Hughes intentó sujetarle el brazo para obligarlo a girarse y encararlos a los tres. Pero Clint se soltó de inmediato, le dio un codazo en el estómago y una patada en la pierna, mandando al tipo al suelo.

My Sweet Little HawkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora