𝟬𝟮: Chest Cavity

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El capitán la había convocado al calabozo.

En su último intento –de saldar una vieja cuenta con el rey de los contrabandistas Trandoshans– se habían topado con un Jedi. No era un Jedi muy inteligente, si le preguntaban a ella: había subido a bordo del carguero solo, sin medios para escapar, y si había pedido refuerzos, éstos nunca llegaron.

El capitán, como oportunista que era, decidió que un Caballero de la República sería valioso e hizo que la tripulación lo llevara a bordo de la nave. No vino en silencio. Nunca había entendido por qué los animales acorralados luchaban tanto cuando la huida era tan inútil. Nunca entendió por qué no se rendían a un poder mayor que el suyo, esperaban su momento, esperaban el momento adecuado para atacar. Hasta que vio la mirada de aquel Jedi. No tenía miedo –en realidad, todo lo contrario–, no era la autoconservación sino el orgullo lo que le pedía luchar. La indignación de que una criatura tan majestuosa fuera vencida por unos humildes piratas era demasiado para alguien de su categoría.

Era extraño ver la Fuerza tan fuerte en alguien tan descarado. Aunque ella misma no lo había visto, los dos miembros de la tripulación que lo habían escoltado (léase: arrastrado) al calabozo estaban ahora en la enfermería con contusiones y varias costillas rotas. Sólo por eso estaba deseando verlo ella misma.

Cuando bajó las escaleras metálicas que conducían al calabozo, en las entrañas de la nave, lo primero que vio fue al capitán, Rolfe Harlock, conocido sólo por unos pocos. Se mantenía erguido con su abrigo doble rojo y su sombrero de tricornio, tan imponente como el día en que se conocieron. Sus ojos eran duros e inflexibles, las primeras líneas de la edad habían aparecido; el prólogo de la historia escrito en su rostro, describiendo cada tormenta que había capeado, cada batalla que había visto hasta su sangriento final. Ella le respetaba y le temía, exactamente como él deseaba.

     — Le doy la bienvenida al Reaper, el mejor crucero que los créditos pueden comprar. Equipado con todas las comodidades más deseables, como celdas y arenas enjaulados —. Detuvo sus pasos y se pegó a las sombras, escuchando como el capitán daba el discurso de "bienvenida". Las características que enumeró estaban entre los aspectos más morbosos de la nave, pero siempre las mencionaba como herramienta para invocar el miedo, aunque algo le decía que un Jedi no sería tan fácil de asustar.

     — La mejor nave que pueden comprar los créditos robados —. replicó el Jedi. Su voz era baja y fría, y si hubiera podido verle la cara sabía que estaría frunciendo el ceño. Era un cambio brusco respecto a su voz en el carguero. Había estado tan exaltado y agradecido que ella casi se sintió mal por no haber estado allí para salvarlo, como había esperado.

𝗔𝗧 𝗪𝗢𝗥𝗟𝗗'𝗦 𝗘𝗡𝗗 ── 𝗔𝗻𝗮𝗸𝗶𝗻 𝗦𝗸𝘆𝘄𝗮𝗹𝗸𝗲𝗿 (o.h) | Español.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora