5

1.1K 162 155
                                    

POV. Techno

Una nueva mañana, hoy había podido llegar temprano, baje del autobús diez minutos antes de mi hora de entrada a trabajo.

Sin embargo, desde ayer he estado pensativo sobre el idiota de verde.

Ayer por la noche le vi justo aquí, tirado en el suelo. No tengo idea de porqué haría eso, pero estoy seguro de lo que vi.

Me detuve frente a la biblioteca y esperé pacientemente en la entrada.

Unos minutos después visualice a Karl caminando por el otro lado de la calle, parecía sumamente apurado. Al verme pareció tranquilizarse un poco, se acercó con prisa cruzando la calle poco transitada.

-¡Dave! Ven entra, me alegra mucho que llegarás temprano justo hoy. - abría la puerta con prisa mientras hablaba.- Necesito que hoy abras la biblioteca tu, tengo un imprevisto... personal. Me ausentaré al menos dos horas. - Al menos no tendría mi primera clase hoy.

-Claro, no hay problema. - Me entregó las llaves del lugar.

- Confío en ti, pronto volveré. Solo será por hoy. - asentí mientras le veía partir.

Abrí las puertas y comencé a acomodar las sillas de los escritorios. Encendí el viejo computador del mostrador y me dispuse a acomodar los libros que habían sido devueltos.

Al ser tan pocos, terminé todas las tareas matutinas en cuestión de 10 minutos.

Sin mucho más que hacer, tomé uno de esos libros de historia de guerra que tanto amo y comencé mi lectura no sin antes girar el letrero de "cerrado" para que ahora se viera la palabra "abierto". Había una hermosa paz a mi alrededor, en verdad me encantaba el silencio y la comodidad de esa biblioteca. La paz reinó durante unos quince minutos...

Unas pisadas dentro del suelo de madera de la biblioteca me alertaron.

Mire a la entrada y ahí estaba de nuevo ese tonto.

Hoy lucía realmente como un muerto en vida. No hubo saludos ni un gesto de por medio. Solo miradas de desprecio mutuo. Hoy parecía no querer discutir, al menos no como ayer que me mostró el dedo de en medio antes de irse.

Simplemente caminó a uno de los escritorios que quedaban a un lado del mostrador, colocó su mochila como una almohada y recostó su cuerpo ahí

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Simplemente caminó a uno de los escritorios que quedaban a un lado del mostrador, colocó su mochila como una almohada y recostó su cuerpo ahí.

No tenía muchas ganas de armar un alboroto. Así que solo me dispuse a seguir mi lectura.

Un par de ronquidos leves se escucharon a mi izquierda. De nuevo interrumpió mi paz.

Le miré sumamente molesto por el ruido, estuve a punto de pedirle que se callara pero...

La luz era cálida, hace pocas horas había amanecido, los rayos de las ventanas alcanzaban solo apenas su cabello y su rostro.

Algo dentro de mi retumbaba tan fuerte que mis oídos lo percibían.

LibraryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora