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POV Techno

Hoy... fue distinto.

Normalmente me altero mucho cuando mis hermanos hacen algo estúpido y se ponen en riesgo (Tommy sobre todo).

Nunca creí sentir este miedo por la seguridad de alguien externo a mi familia.

Cuando le vi escalando una estantería sólo pensé: "va a lastimarse". Corrí a ayudarle a bajar.

Cuando le tome del brazo note algo, era delgado. Y realmente pesaba poco, esto me hizo sentirme imponente, por un segundo me puse en su lugar. Probablemente le intimidaba, ya que su mirada era de miedo.

Ayer fue igual, chocamos en uno de los pasillos y él se había quedado en shock. En verdad siento que le intimido. No se como expresarle que no pienso hacerle daño, aunque hoy por la mañana en el autobús fue todo lo opuesto.

Eso me frustra bastante.

Solté su brazo y lo dejé ahí.

Unos minutos después, pasó frente al mostrador. Llevaba sus pertenencias y supuse que ya se iba a casa.

Mire con discreción la cicatriz de su ceja, aquella que me dijo le habían hecho en un asalto.

-Ten cuidado - Me gustaría haberle acompañado, hoy por la mañana descubrí que tomamos la misma ruta. Pero Karl no ha vuelto, dijo que traería unas donaciones de unos antiguos colegas de sus padres. Aunque no era mi asunto... él solo asintió.

Escuché la puerta de la biblioteca cerrar con sutileza.

La ansiedad se apoderaba de mí, corrí hacia la puerta y de nuevo la abrí solo para verle llegar a la estación de la esquina...

No era mucho pero al menos quería ver qué tomara el autobús de vuelta a casa.

-Que amable, ¡así que saliste a recibirme en la puerta!- lo dijo con algo de burla y un tono juguetón.

-No, solo me aseguro de que está bien -Dije sin pensar.

-¿Quién?- Ahí fue cuando desperté de mi trance. Karl estaba junto a mi, había vuelto.

-oh

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-oh. He, el... no - su mirada divertida y sonrisa acusadora me hicieron sonrojar.

-Esta bien, que bueno que te preocupes por un amigo - Entro a la biblioteca dejándome ahí parado.

-No somos amigos. Somos ¿conocidos? - ¿Nuestra relación debería tener algún nombre? Es decir, lo conocí porque viene seguido. Pero ni siquiera sé su verdadero nombre... él tampoco sabe el mío.

Vi como a lo lejos abordaba el mismo autobús que tomaba yo cuando volvía a casa.

No era muy tarde, debería estar bien en su regreso.

Volví al interior de ese hermoso lugar lleno de libros para volver a tomar asiento en una de las sillas del escritorio.

-Deberías pedirle el número. Así podría avisarte que está bien, además eso hacen los amigos. -Nuevamente sacaba eso a flote.

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