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Evans.—Partes 2.

Joyce.

Al entrar a la casa, lo primero que noté con mirada, fué una gran escalera negra que hacía juego con la casa blanca y elegante.

Lo segundo que pude notar, fué el gran sillón gris, que también hacía juego con la casa, un gran televisor plasma, de más o menos 18 pulgadas.

Sí que era grande.

Me quedé parada en la puerta con la maleta en la mano.

No sabía qué hacer, era algo incómodo.

James me pasa por un lado, y roza sus manos con mis caderas, algo que hace que se me erizan los vellos, lo fulmino con la mirada y le saco el dedo corazón.

Jason se me acerca, y me dedica una dulce sonrisa, le correspondo y recojo el mechón de cabello que se me escapa de las orejas.

—Ehhhm... ¿Estáis agusto?,—preguntó,—Bueno... Emmh, ya os notáis que no estoy muy agusto,—añado sarcástica.— Oh, claro, pues... bueno, entonces siéntete agusto, y pasa.—bromea.

Eso me causó mucha risa, y pierdo la incomodidad, y decido pasar, al llegar al pisar el primer escalón de la gran escalera, mi mirada se pierde en tantos escalones, y un rozamiento por la nuca me hace saltar de un tirón.

—Asustadiza eh?— vuelve a bromear Jason,— Un poco, pero no tanto— le sigo la broma.

—La chica asustadiza, ¿no querrá ayudarme?— preguntó sarcásticamente.—Claro, Claro,— le respondo rápidamente.

Le ayudo a subirse en las escaleras, y a subirse en el primer escalón, sentí un escalofrío recorrer me por todo mi ser, me da el instinto de voltear a ver a James, y casualmente me encuentro con su mirada.

Nos miramos fijamente a los ojos, y mi corazón empieza a latir fuertemente, y encuentro en su mirada una sed de amor y cariño.

<<Con mi talento de observar y analizar las cosas, en cuestiones de segundos, pude comprender la falta de amor de James, y seguramente Jack tenía ese mismo problema, y seguramente también el atrevido—volteo los ojos.>>

Sacudí mi cabeza para sacarme de mis pensamientos, y le termino de ayudar a subir las escaleras.

Mientras subía las escaleras, un fuerte escalofrío volvió a recorrer todo mi cuerpo, y mi mente empieza a viajar por muchos recuerdos que he tenido con escaleras.

Ya mis piernas dolían de tanto correr, por todo el pasillo del orfanato, y el miedo me empezó a llegar.

En cuanto llego al final del pasillo, me detengo de un tirón, y me topo con una enorme puerta de metal oxidada frente a mí, mi corazón apunto del colapso, y el miedo que recorría por mis venas hacia que mi respiración se volviera un desastre.

Al ver lo extraña y misteriosa entrada frente a mí, se me revuelve el estómago. Tenía miedo, pero la curiosidad ya era otro caso, el masoquismo de las protagonistas de las películas de terror me apoderó y abrí la puerta, al escuchar el chillido del óxido de la cerradura al abrirse, mi corazón empezaba a latir muy fuerte, tragué saliva y empecé a caminar, con cautela y mirar a los lados.

Al llegar al final del cuarto, me sorprendo con un oscuro agujero, tanteo las paredes para tratar de conseguir un interruptor de encendido, consigo éxito, y el cuarto se ilumina parcialmente, y me consigo frente a mí, una gran escalera con dirección hacia abajo, empiezo a buscar a con la mirada algún objeto de luz, una linterna o algo.

Red Rose.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora