Una maldita broma

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Por fin estaba solo.

Hacia ya un tiempo que no podía o no tenía tiempo a solas, su nuevo equipo Taka, no lo dejaba respirar

Si no eran las peleas de Karin y Suigetsu, era Jugo regañándolos, o Karin intentado coquetear o el nuevo líder de Akatsuki por ahí, o nuevos intrusos en su guarida, o sus ojos que ya no servían bien, o sus heridas después de la derrota del Hachibi o alguna otra cosa.

En conclusión, estaba bien cansado.

Ahora, por fin, estaba en su habitación solo... Con sus pensamientos claro.

No podían faltar, pero esta vez eran diferentes, no eran por la venganza que lo consumía. Solo venía a su mente el recuerdo de él rescatando a su nueva compañera, Karin de los tentáculos del ocho colas. Pero más importante que eso, el recuerdo fugaz de sus antiguos compañeros de equipo. En especial de su compañera rosada, dice, de su compañera de cabello rosa.

No era extraño que lo recordara con frecuencia, desde que partió de la aldea la recuerda mínimo una vez por semana. Ya sea por esos rumores o por esas asquerosas insinuaciones que le hacían los ninjas, en especial los asquerosos pervertidos que hablaban de ella descaradamente. Y como si no tuvieran cerebro: ¡En frente suyo!

Entendía que algunos no cayeran en cuenta de que él era su compañero de equipo, pero si había algo obvio, es decir, por algo la apodaban "La eterna enamorada de Sasuke Uchiha". Solo por si acaso no quedaba claro: ella estaba eternamente, desde su infancia, pasando por su adolescencia y hasta ahora, estaba enamorada única y exclusivamente de él, Sasuke Uchiha.

¿Era muy difícil de entender?

Resopló molesto con los ojos aún cerrados, estaba molesto. Eso era obvio.

Parecía que Sakura no aclaraba las cosas y eso lo frustraba bastante. Parecía que él era el que solucionaba los malentendidos, porque siempre que hablaban así de ella, primero se metía en la conversación, luego, si sus compañeros no estaban, él golpeaba a más no poder a los tipos que hablaron así de ella, claro, sin matarlos.

Aunque que ganas no le faltan.

—Mujer... Que molesta —se decía como si la tuviera enfrente y le pudiera reclamar.

Ya no aguantaba el sueño, era aterrador. Pensar en Sakura lo frustraba, pero no lo podía evitar, e incluso pensar que Karin la intenta reemplazar le resultaba repugnante. Jamás, en la vida, iba a aceptar eso.

Lo alarmó bastante que rescató a Karin, mostrando su humanidad, pero más lo molestó fue que la confundió por momentos con su excompañera, era completamente inaceptable. Él solo la protegía a ella cuando eran niños, solo a ella, y ahora la otra chica intenta entrar de la misma manera en su corazón.

Lo había decidido esa noche en la que se fue.

Sakura, jamás sería reemplazable en su mente y menos en su vida.

Sus ojos estaban pesados y ahora solo quería dormir. Algo que desde hace mucho no lograba por sus pensamientos.

Finalmente cerró los ojos.

Pero Sakura no lo dejó de atormentar.

—¡Sasuke-kun! ¡Ayuda! ¡Rápido! —escuchaba como su excompañera le pedía auxilio y él no hacía nada. No se movía. ¿Qué le pasaba?

No veía nada, era aterrador ya que ese presentimiento lo hacía temblar. Era el mismo que tuvo en la masacre de su clan.

Su instinto protector se hizo presente y temió lo peor.

—¡Sakura! ¡Sakura! —gritaba desesperado. — ¡Mujer, contesta! ¡Que respondas! —el sudor que tenía en su cuerpo iba aumentando con cada grito de auxilio y de preocupación.

Sasusaku: One Short'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora