La Ley de la Naturaleza - winrina

4: Encuentro

—Debo irme.

Winter salió de ahí sin apenas dejarme decir una palabra más. Aquella chica era como yo... Estaba segura de ello. Se alteraba con nerviosismo, no podía sentir emociones porque cuando lo hacía explotaba. Quizá no era fuego, tal vez era agua y de ahí el charco bajo sus pies. No lo sabía con seguridad pero mi corazón latía sin parar y no podía dejar salir las emociones que me esta creando.

Pero quería verla de nuevo.

Salí del baño a alcanzarla, necesitaba su número, una nota, lo que fuera para volver a contactar con ella. Para mi sorpresa cuando salí a buscarla, ella volvía hacia el baño y quedamos frente a frente.

Noté como mi calor volvía a aumentar, como mis poros transpiraban y apreté los puños com todas mis fuerzas intentando mantenerlo a raya. Pero mi corazón seguía bombeando como si llevara cinco horas seguidas haciendo una maratón de atletismo.

—Yo...

—Mi número —dijo ella entregándome un papel. Lo cogí lentamente sin apartar mis ojos de ella y sonreí.

—Gracias, Winter.

—Hay algo en ti... —dijo ella sin finalizar la frase.

—En ti también —continué esbozando una sonrisa—. Te hablaré.

Ella asintió para después desaparecer de alli. Puse mi mano sobre el pecho intentando tranquilizarme y despues froté mis manos de nuevo, pero por primera vez en 22 años... No me daba resultado. Me sentía como un caballo desbocado.

Aeri entró al baño y me vio allí plantada.

—¿Se puede saber que estabas haciendo...? ¿Estas bien? —se acercó a mí.

—No me mates con lo que te voy a decir, Aeri.

—Sorpréndeme.

—Creo que me he enamorado.

***

—A ver si lo he entendido... ¿Has encontrado a una chica igual que tú pero de agua? —asentí—. ¿Esto que es, como Pokemon? ¿Cada una tiene un poder o algo? Ahora aparece Tierra.

Golpeé su brazo y ella rió.

—¡No seas tonta! —negué—. Creo que son los elementos de la naturaleza. También hay tierra y aire, pero de aquellos no tengo ni idea. Es la primera vez que sé de alguno.

—Pero... ¿Estas segura? Quizá era una chica nerviosa, o sudaba demasiado.

—Sé lo que vi Aeri, lo que sentí al estar cerca suyo... Era como si me completara y la conociera de toda la vida.

Esbocé una sonrisa recordándolo.

—¿Y te has enamorado?

—A ver... Quizá he sido muy rápida al decirlo, no lo sé. Solo sé que me apetece verla de nuevo.

—¿Y a que esperas? —preguntó señalando mi teléfono—. Tienes su número.

—Pero nos acabamos de ver hace... ¿30 minutos?

—Créeme que si esa chica es como tú y esta sintiendo las mismas sensaciones que tú... Estará pegada al móvil esperando que le llegue un mensaje tuyo.

Suspiré, tal vez me habría equivocado, tal vez no. Tal vez Aeri tendría razón.

—¿Que le digo?

Aeri me echó una mirada.

—Dile que eres fuego, que si viene a tu fogata.

—¿Pero tu eres —le lancé un cojín— idiota o qué?

—¡Era broma, era broma! —rió—. Simplemente dile que eres la chica del baño, es suficiente.

—Esta bien...

Sentí como mi cuerpo empezaba a arder, intenté contenerlo, mantenerlo a raya pero a veces era inevitable. Busqué su contacto en el teléfono y notaba como una gota de sudor caía por mi frente.

—¿Hace calor o es que te estas poniendo nerviosa? —preguntó mirándome.

—¿Yo...? Yo no estoy nerviosa.

—Estas nerviosa —sonrió.

—¡No estoy ner... —una pequeña llamita apareció en la punta de mi dedo y me callé de inmediato. Suspiré derrotada—. Estoy muy nerviosa.

—No te preocupes Karina, va a ir bien. Estoy segura.

—Eso espero.

MENSAJES

Hola, soy Karina
la chica del baño :)

—Ya está enviado.

—Pues ya está. Ahora a esperar.